Padrino, a veces las palabras no alcanzan para expresar el inmenso dolor que sentimos tras tu pérdida… a veces sólo desearíamos volver el tiempo atrás para poder disfrutar más de ti y brindarte unas últimas palabras, un último abrazo o un último beso y, en definitiva recuperar el tiempo perdido.
Ahora en adelante debemos aprender a valorar los maravillosos recuerdos que nos dejaste y en esos inolvidable momentos compartidos en los que tu hijo José Emilio disfrutó de ti a través de largas conversaciones, miradas, besos y abrazos cómplices.
Rafael, Pepe, Francisco, Antonio y los hermanos Campos de Guardamar, o lo que es lo mismo, LOS 6 DE ESPAÑA. Una gran y maravillosa orquesta que dio mucho que hablar en oriente medio y que estaba integrada por músicos grandiosos.
¿Qué recuerdos verdad padrino? Bagdad, Teherán, Beirut, Estambul, Nicosía, Esmirna, y en definitiva miles y miles de kilómetros a vuestras espaldas en las que bajo tu dirección artística, estabas rodeado de tus hermanos, Pepe con el saxo, Francisco (mi padre), al piano, Rafa con la trompeta y los hermanos Antonio y Jesús campos con la batería, voces, contrabajo y flauta travesera.
Eras tan polifacético, tío Antonio, lo mismo cantabas que tocabas el piano, la trompeta y hacías los arreglos musicales que componías. Eras capaz de convertir un bolero en un foxtrot… eras tan ocurrente.
Como chef no tenías precio, magnífico y reconocido cocinero. Cada vez que mi madre hace croquetas me dice: “Esta receta es del tío Antonio”. ¡¡Qué croquetas padrino!!
Santa Pola te echa de menos, has dejado un gran legado, músicos y coristas no te van a olvidar nunca.
Luego ya comenzaste a adentrarte en ese laberinto mudo y ciego de la mente, y fue más difícil que nos respondieras. Pero yo, por si acaso, al igual que todos los que te queremos, te di un enorme beso en la frente, de esos que se dan con gusto.
Las despedidas… no hacían falta… Tú siempre estarás aquí, con nosotros. Ya no habrá quizás besos en la mejilla, pero sí el recuerdo de un pueblo y de una familia que te querrá siempre.
José Antonio Espinosa Andreu