Como presidenta de la Asociación Festero Cultural de Moros y Cristianos desde hace 14 años, María Asunción Pérez trabaja durante todo el año en pro de la fiesta.
En los últimos años se han incorporado mejoras en el Desembarco del día 1 y este año, por primera vez ha habido un Campamento Nocturno en la playa. ¿A qué se deben esas innovaciones?
A la iniciativa de la gente joven. Lo plantearon a la asociación, querían más protagonismo en el desembarco y poco a poco se han introducido novedades que se han ido perfeccionando año tras año. Como los jóvenes son el futuro de la fiesta, hay que apoyarlo. Contrariamente a lo que muchas veces se dice, pienso que los jóvenes sí que participan y tienen ilusión.
Es una forma también de que la fiesta se acerque al mar…
Sí, hay pocos pueblos donde se celebran Moros y Cristianos que pueden hacer Desembarco. Creo que es importante que en Santa Pola, siendo un pueblo marinero, el Desembarco se convierta poco a poco en uno de los actos importantes de las fiestas. Es importante que el público también responda y vaya a verlo.
Este año se ha hablado mucho del pregón. ¿Usted introduciría algún cambio?
Yo sí que innovaría algunas cosas en el guión del pregón, renovando un poco el acto. Cualquier acto cae en la rutina si no se retoca.
¿Ha afectado la crisis este año a la fiesta?
La crisis afecta como en todos los ámbitos. Hay el mismo número de comparsas y de escuadras que el año pasado, pero notamos que algunas salen con menor número de festeros. Sin embargo, llegan los días de fiesta, que son un motivo para olvidarse de la crisis.
¿Qué le cuesta a un festero vivir las fiestas?
Entre 500 y 600 euros por festero. Hay que pagar una cuota a la comparsa, alquilar los trajes y esos días siempre gastas más. En mi casa, por ejemplo, ponemos un dinero todos los meses y se va ahorrando durante todo el año. Me consta además que muchas comparsas han dado facilidades y han permitido fraccionar el pago de las cuotas.
¿Cuál es el secreto para estar al frente de los Moros y Cristianos durante 14 años?
Me gusta la fiesta. Todos los años digo, que ya está bien, pero al final sigo. Tengo la satisfacción de que el trabajo hecho entre todos vale la pena. Mientras la gente confíe en mi yo estaré ahí, sino cono presidenta, como una festera más. Todo lo que hago lo hago por la fiesta y con buena voluntad.
El trabajo en la asociación, es constante a lo largo del año…
La verdad es que colaboramos en muchos actos. Solo hay un pequeño respiro después de fiestas y hasta final de año. En diciembre está la Venida de la Virgen, luego llega el Medio Año. Los últimos meses ya son una locura. A partir de junio hay que pedir los permisos de la pólvora, hacer trámites en la Subdelegación del Gobierno, planificar el Libro de Fiestas y captar anunciantes, hacer una labor de coordinación entre las comparsas, preparar los actos de los Embajadores…
Ahora hay más equilibrio entre los bandos…
Sí, pero todavía están un poco descompensados ambos bandos. He de decir que las comparsas Cristianas son las primeras que a la hora de tomar una iniciativa están ahí. En otros pueblos hay comparsas con tres escuadras. No es cuestión del número de gente, sino de las ganas de fiesta.
¿Algo más que añadir?
Sí, este año tenemos a una comparsa, Bereberes, que cumple 25 años y la quiero felicitar en nombre de la Asociación y de todos los festeros. Animo además a los festeros a participar en todos los actos, desde la Misa hasta la Ofrenda, la fiesta no es sólo el 1, 2 y 3 y a los santapoleros y visitantes en general que vengan a ver y disfrutar de la fistas ya que para nosotros es importante el calor del público.