Aunque pueda resultar un poco pretencioso, la Sierra de Santa Pola tiene tal variedad de biodiversidad que poca gente sabe apreciarla, aunque todo esto lo tenemos a nuestra disposición.
La mayor riqueza consiste en tener una joya geológica en la zona del cabo de Santa Pola, destaca Francisco Triguero, senderista y autor de las fotos que ilustran la noticia. “Tenemos un arrecife fósil de coral como no hay otro en el viejo continente, con una antigüedad de aproximadamente la friolera de seis millones de años. Todos los amantes de la naturaleza estamos expectantes para que sea declarado Patrimonio Natural, con lo que éste imponente espacio quedaría protegido”.
Los caminantes-senderistas tienen a lo largo de la sierra diferentes senderos donde poder contemplar diferentes especies de flora y fauna.
“Dentro de la flora, además del dominante pino,podemos encontrarnos con especies sorprendentes para los profanos, como son la sabina, el enebro, los cipreses, el acebuche, el palmito… junto con plantas como el rabo de gato, el tomillo o el romero y flores de gran belleza”, destaca Triguero.
En la fauna, más difícil de divisar, nos podemos encontrar a lo largo del recorrido con diferentes tipos de aves como el cuervo, lechuza, halcón, perdices, palomas torcaces, tórtolas, el engañapastor, “así como diferentes tipos de pajarillos, insectos y reptiles”.
Durante el recorrido por la parte superior de la sierra, además de haber podido disfrutar lo descrito, pueden divisarse variedad de barrancos que, aunque cortos en extensión, no dejan de tener gran belleza.
“Quizás la ruta más atractiva sea el sendero que discurre por la base del cabo-acantilado donde se puede observar la pared del arrecife hasta más allá de la ermita Virgen del Rosario, donde nos podemos encontrar una terraza marina fósil”.