La pasada semana intenté, sin éxito, subjetivizar sobre el turismo como motor económico capaz de instrumentalizar la competitividad del sistema financiero. Así que hoy, dejando de un lado a esos que colaboran en el etiquetaje de la imagen de una ciudad, me gustaría expresar mi opinión sobre ciertos aspectos que debemos monitorizar desde una perspectiva sagaz.
Resulta obvio que Santa Pola carece de una estructura comunicativa actualizada. Actualmente, sólo el castellano y el valenciano comparten cartel informativo pero, ¿qué ocurre con el inglés? Lo queramos o no, el idioma que sostiene al sector turístico internacional es el inglés. Cualquier persona que viaje fuera de España sabe que sólo hablando inglés puede rentabilizar un viaje que, de no hablarlo, está abocado al relativo fracaso. Por eso me pregunto por qué no actualizamos nuestra red de información local y añadimos señales informativas también en inglés, más aún, cuando convivimos con un amplio segmento de nativos ingleses o de otros países, pero que tienen muy claro que la lengua de comunicación del futuro es el inglés.
Es importante que aquellos sectores implicados en la venta, sea cual sea su ámbito, deben reciclar su perspectiva de futuro. La multiculturalidad es un hecho y reconvertir nuestras expectativas es la única manera de evitar la formación de guetos o núcleos sociales restringidos. Debemos prepararnos para un futuro en el que, sólo sobrevivirá, el que abra sus brazos a la diversidad lingüística como componente de expansión comercial. Pensar globalmente y actuar localmente.
Paco Soler