En estos días, uno de los temas más comentados en los medios es la deuda que España tiene contraída, y lo que esa deuda repercute en la nota que las empresas calificadoras “independientes” adjudican a nuestra economía. Los efectos de esa nota dan como resultado que tengamos que pagar por esa deuda unos intereses más elevados: España, hasta un 7,5 %; otros países, solo el 1,5 %.
Si tenemos paciencia suficiente para aguantar el chaparrón de información económica que nos dan diariamente, y además somos capaces de entender lo esencial, llegamos a la conclusión de que, a pesar de tantos “asesores políticos” y funcionarios con conocimientos económicos -a los que posiblemente no se haga caso-, los responsables políticos nos han endeudado a todos los niveles.
Y no se libra nadie. Gobierno central endeudado, autonomías endeudadas y principales Ayuntamientos endeudados, todos ellos por encima de sus posibilidades, y todos ellos con recursos para haber previsto lo que venía.
Las inversiones para las que se pidieron los préstamos seguro que era necesario hacerlas, a excepción de algunas innecesarias que todos conocemos. Y posiblemente se realizaron en momentos en que los ingresos lo permitían. Pero no podemos pensar que los ingresos siempre van a estar subiendo, porque eso es imposible. Y ahora, cuando esos ingresos no pueden cubrir los gastos, es cuando tenemos el problema.
Con menos ingresos, en estos momentos en que Europa nos exige que todos hagamos un plan para afrontar esa deuda, si queremos equilibrar el presupuesto, no tenemos más remedio que recortar los gastos, también a todos los niveles.
¿Quiénes han gastado lo que no tenían? Los políticos. ¿Quiénes están pagando el error de los políticos? Los ciudadanos y ciudadanas de a pie. Porque los gastos que se están reduciendo son los que inciden directamente en ellos: sanidad, educación, servicios sociales, etc. Reducen los sueldos, precarizan el empleo, y además suben los impuestos, todos, el IVA, el IRPF y el IBI. Nos limitan los servicios e ingresos, y nos aumentan los gastos. Los más perjudicados son los que menos tienen, sobre todo si ya estaban haciendo malabarismos para llegar a fin de mes.
Llevamos nueve años oyendo al actual equipo de gobierno del PP decir lo buenos que son ellos y lo malos que eran los anteriores. No dicen nada sobre la deuda financiera del Ayuntamiento, porque heredaron una deuda asumible. Todos los equipos de gobierno anteriores al reinado del señor Miguel, tanto de un color como de otro, fueron cautos y se endeudaron prudentemente. Y hay que reconocerlo, lo que algunos nunca harán.
Por eso el problema de nuestro Ayuntamiento no es el endeudamiento, es la cantidad de dinero que ha volado durante estos nueve años por el derroche, el exceso de dedicaciones exclusivas y “agregados políticos”, y algunos gastos discutibles y otros innecesarios. Si el gasto en personal “político y asesor a dedo” hubiera sido proporcional al de las legislaturas anteriores, seguro que en estos momentos no tendríamos el problema presupuestario y de tesorería que arrastramos. Después de nueve años de gobierno, nadie del PP debería atreverse a seguir echándoles la culpa a los políticos anteriores.
María Jesús Ruiz Vidal.
Portavoz de Compromís y concejal de Iniciativa de Santa Pola.
