Los que vivimos en Santa Pola , los que venimos a Santa Pola, los que trabajamos en Santa Pola, o simplemente los que pasan por Santa Pola, somos testigos observadores de la vida diaria; que en todas sus expresiones, en conjunto forman el sentir, el pulso , de Santa Pola.
Y he de reconocer que para muchos les da la sensación de que el pulso no es todo lo firme y acelerado que un patrón de buena salud debería expresar y registrar.
Pero ello no es un motivo para el desanimo, la desesperanza, el conformismo, no, todo lo contrario. Santa Pola es un lugar excepcional, estratégicamente situado a nivel provincial, con las dos principales ciudades, Elche y Alicante a “tiro de piedra”; los más importantes medios de comunicación , aeropuerto, autovía, AVE y puerto de pasajeros y carga a apenas algo más de 15 minutos.
Ingredientes importantes aunque a la vista está , no suficientes para subir ese pulso ,notarlo firme, eso se percibe , se nota; y si es así debe ser por algo, algún motivo , alguna o muchas causas.
Creo que lo primero sería reconocer honestamente que podemos mejorar, y lo estamos haciendo, pero también que se han cometido errores en el pasado o previsiones que a fecha de hoy se perciben desacertadas. Pero también es de justicia “dar al cesar lo que es del cesar y a Dios……”
La administración local, nuestro ayuntamiento y sus responsables, no importa de qué color o signo político, se han esforzado en resolver las necesidades más inmediatas y en planificar el futuro, y es de agradecer porque no hay reloj que ande sin cuerda o batería que lo alimente. Exactamente igual podríamos hablar de los distintos sectores profesionales y productivos y veríamos los mismos reflejos de lo público.
Pero la realidad y las circunstancias son las que hoy día vemos; queremos turismo y somos una población de veraneo, queremos gente para largos periodos y no es fácil modificar la estacionalidad, queremos nuevas oportunidades laborales pero nuestros sectores primarios productivos de los últimos años, la pesca, la construcción, los servicios, la hostelería, la construcción naval.etc están en una difícil coyuntura.
Necesitamos esforzarnos por comprender la situación (hay factores ajenos como la macroeconomía y la situación financiera que no podemos dominar o influir directamente en ellos), pero otros son directamente responsabilidad nuestra y a ellos nos debemos y en ellos debemos creer y trabajar.
Los programas de desarrollo del plan general (fundamentalmente servicios terciarios y entre ellos los hoteleros) son una guía ,una referencia, una luz en el camino; y que su desarrollo dependerá del tiempo, las necesidades, las oportunidades o la combinación de otros factores. Igualmente debemos actuar el resto de motores locales.
Mientras tanto hemos de trabajar sobre lo que tenemos, los espacios, las infraestructuras, los edificios, las zonas verdes, los comercios, las actividades profesionales y/o autónomas,etc. Y un poco de todo ello tiene y es el puerto. La importancia del puerto y su relación con la ciudad en las actuales tramas urbanas es un elemento vital, además de un importante foco social y económico.
Desde hace unos meses el puerto de Santa Pola ha sido objeto de una importante actuación en la zona de ribera de poniente. Hacia ella se dirigieron las miradas y los proyectos desde que a finales de los años noventa se lleva a cabo el rescate concesional y la subsiguiente demolición de los “antiguos chalets” de la Avenida de los Baños. Se abrió una oportunidad única para planificar este espacio, adecuando la dársena, mejorando los accesos, aparcamientos, iluminación, puntos de comercio, restaurantes e infraestructuras náutico deportivas.
Se trataba de integrar a la ciudad en el puerto y viceversa, en definitiva procurar el entendimiento entre uno de los principales puntos de identidad de Santa Pola y la propia ciudad urbana, y todo ello sobre una actuación que supusiera un valor añadido a ambos, al tiempo que la ciudad invadiera al puerto y el puerto entrara en la ciudad sin apenas solución de continuidad.
El reto no era fácil; el propio espacio, el proyecto, el coste económico, el impacto visual,etc. Se debía acertar en el planteamiento y la ejecución de las obras e infraestructuras nuevas y las más próximas ya existentes como era la Avenida de Granada, la tarea tenía su complejidad, pues además de los aspectos técnico-urbanísticos debían ponerse de acuerdo dos administraciones, la local es decir el Ayuntamiento y la autonómica o Conselleria en su división competencial de puertos. Además dos concesionarios como eran el Club Náutico y Marina Miramar debían ejecutar las actuaciones que se aprobaran y por ultimo encontrar una constructora que fiera capaz y ofreciera las máximas garantías de solvencia técnica y económica.
Todas estas premisas, además de la circunstancia evidente de que tratar la fachada marítima de una ciudad eminentemente turística requiere de una sensibilidad muy especial, y la evidente zona de influencia que este espacio juega en la interrelación entere la cultura marinera y la ciudadana, ponía el listón muy alto para todos.
Había que actuar ,sin prisas, como se ha hecho, con sensibilidad , como se ha hecho, con eficiencia, como se ha hecho, con optimización de los recursos económicos , como se ha hecho y con actitud generosa hacia el futuro como también se ha hecho.
Hoy Santa Pola gracias al esfuerzo de todos, dispone de un espacio ciudadano en el puerto y el puerto a acogido a la ciudad entre sus brazos . Podemos sentirnos orgullosos de lo conseguido, de haber acertado en la decisión y de tener ante nosotros una prometedora oportunidad.