Recién llegado a esta querida villa marinera, lugar de sosiego e inspiración, leo retrospectivamente con emoción la luctuosa noticia en el Periódico Santa Pola del fallecimiento del Maestro Espinosa -Antonio Espinosa Bonmatí-. Otro músico consagrado y miembro de una estirpe que componen sus hermanos Rafael, Francisco y José -éste último, ya nonagenario y el más veterano en la actualidad de los músicos santapoleros-. Mi admiración y afecto personales hacia el Maestro Espinosa -como los había manifestado hacia la dinastía musical de la familia Quislant, presidida por Manuel Quislant Botella, compositor del “Motete-Himno a la Virgen de Loreto”, Patrona de Santa Pola, y objeto de mi estudio e investigación de su figura y obra- los dejé patentes en algunas crónicas musicales conmemorando el XXV aniversario de la Coral Levantina de Santa Pola que él fundó y dirigió, o la dedicada a su dinastía musical encabezada por su hermano mayor José. El maestro Antonio Espinosa Bonmatí fue continuador de una trayectoria y escuela iniciadas por los Quislant, y tuvo su plena dedicación al bello Arte de la Música en sus facetas de compositor, director, intérprete y docente -también a él se debe la primera dirección titular de la Banda “Unión Musical” de Santa Pola, y la formación de los Coros y Orquesta de la Coral Levantina y del Coro Infantil, predecesor del Coro “Virgen de Loreto”, en lo que concierne a agrupaciones corales e instrumentales inseparables a su propio acompañamiento pianístico-; así como sería recuperador e impulsor de una tradición en el marco de la Festividad de la Patrona: la celebración el día de su víspera -7 de septiembre- de la “Serenata a la Virgen de Loreto”, interpretando conjuntamente al frente de la Coral Levantina el “Motete” del Maestro Quislant con su personal y peculiar armonización y la “Plegaria a la Santísima Virgen de Loreto” del Maestro Alfosea -José Alfosea Pastor-. Últimamente, con motivo de la inauguración del Centro Municipal de Artes, Ciencias y Letras “Hans-Maribel-Shami” de Villa “Adelaida”, le rendí al Maestro Espinosa homenaje al reseñar en otra crónica el recital que nos brindó el compositor y pianista hispano-francés, Federico Valero Halegua, junto a su hija Marina, al clarinete, ejecutando dentro de un selecto repertorio de obras de músicos santapoleros una adaptación de su nostálgica habanera rebosante de romanticismo “Les Ones de la mar”, otra composición que había de sumarse a su inspirada creación musical a la que se dedicaba por entero. Mostró entusiasmo a mi iniciativa y ofrecimiento en haber reestrenado y a la vez puesto en escena bajo su dirección alguna de las zarzuelas del Maestro Quislant -celebrando la futura efeméride del 150 aniversario de su nacimiento-, cuyas partituras recuperé e integran su legado. Esta aspiración suya queda irrealizada.