Somos de pueblo marinero, somos hijos de Santa Pola.
De corazón con mucho coraje y sensible como la amapola.
Somos de pueblo marinero y con mucho orgullo lo asumimos.
Con el mar con vientos y calmas, de niños así lo aprendimos.
Hay tres cosas que defendemos, rebosantes de mimo y esmero.
Nuestra familia, nuestra Virgen del Carmen y ser Santapolero.
A pecho descubierto con nuestra reina nos hemos comprometido.
Madres: muchas gracias por vuestro dolor, esfuerzo y cometido.
Estamos dispuestos a afrontar con valentía todos los mares.
Siendo tú, Virgen del Carmen, nuestra patrona y nos ampares.
Dónde vais con vuestro barco, arrogantes miserables pescadores.
Violando mis templos y zonas en propiedad. ¡Atrevidos pescadores!
Me llamo Tempestad y os pregunto: ¿Vuestra Virgen a bordo mantenéis?
¡Yo soy la reina absoluta de estos mares! Os lo demuestro como veis…
Me llamo Tempestad y os pregunto: ¿Por qué a mis atributos no teméis?
¡Quiero que más que a vuestra Virgen, a mí también me améis.
Muy maldita seas Tempestad, si tus rayos y vientos nos capturan.
Nuestra ilusión, fe y esperanza por tus hechos más maduran.
Sepas que nuestros rezos y plegarias el pleno de energía nos mantiene.
Para la más inmaculada imagen que nos protege y nos previene.
Somos Santapoleros de fe y tú, reina del mar, nos abres camino.
Con tu bondad, belleza y ternura y tu poderoso don divino.
Con el mar en calma brillando el sol, desaparece toda blanca ola.
Apareciendo en el claro horizonte el deseado Cabo de Santa Pola.
Sea en aire, tierra o mar, la vida o la muerte es una certeza.
Con tu imagen, Virgen del Carmen, la aceptamos con entereza.
En el más allá, o donde estemos, no olvidamos tu dulce trato.
Y rezando de rodillas en tu altar, dejamos nuestro retrato.
Pedro Pérez Jerez - Vilero -