A Ramón Pomares, sobre lo que dijo en su carta del día 22 de enero. Sobre el fundador del protestantismo, yo pienso que cuanto bien puede hacer una persona o cuanto mal, todo bautizado, sea sacerdote o seglar, si no acepta las normas que nos da la Iglesia, andamos mal.
Usted dice que Lutero se enfrentó para un cambio. El resultado los estamos viendo. Cuánto daño ha hecho: no creer en la virginidad de la Virgen, la Eucaristía, dicen que la Virgen tuvo más hijos y muchas cosas más que no son ciertas.
Yo le preguntaría: ¿cuándo es más feliz?, ahora con su mujer y los negocios del mundo, o cuando con mucha ilusión llegó a ser sacerdote.
Dice que la Iglesia está en crisis, lo mismo que España. No vayamos a comparar. A España la gobiernan los hombres, la Iglesia está regida por hombres también, pero con mucha diferencia. El fundador es Jesucristo, y dijo que las fuerzas del mal no la destruirían. Cuando Dios quiera ya mandará obreros.
Dice que no sabemos lo que es ser católico. Qué equivocado está. Yo soy cristiana, católica, practicante y como yo hay millones de personas en el mundo, que no miramos las faltas que pueda haber en la Iglesia. En cambio, rezamos por ella y por los sacerdotes, porque todos estamos hechos del mismo barro, pobres pecadores, pero hijos de Dios. Dejemos que sea Dios quien juzgue, porque al final de esta vida todos tendremos nuestro juicio.
También dice que no ora aunque sea sacerdote. Tiene razón en lo de ser sacerdote aunque no ejerza. En lo de orar, yo le diría que nunca es tarde para empezar. Yo rezo muchísimo y siento cuando por enfermedad no puedo ir a misa todos los días.
Cristo padeció una muerte cruel para salvarnos, nos dejó su vida, su Evangelio. ¿Qué papel hace el cura? ¿Qué papel tiene el Obispo? Si usted no lo sabe, yo se lo voy a decir, lo que ningún hombre puede hacer, por muy importante que sea. El sacerdote puede bautizar y los demás sacramentos. El sacerdote de Cristo puede decir la Santa Misa y por las palabras de la Consagración el Señor de la Santa Misa y por las palabras de la Consagración el Señor del Cielo baja al altar. Lo que era pan y vino se convierte en el cuerpo y la sangre de Cristo, le parece poco. Hay en la tierra algo tan hermoso, para un sacerdote.
Yo soy cristiana, puedo recibir los sacramentos, ir a la Iglesia a visitar a Dios, que por manos consagradas de un sacerdote está en el Sagrario. Miremos tanto bueno que hay en la Iglesia. Tantos santos que supieron vivir de cara a Dios y a los demás. Pienso que habrá muchos sacerdotes que tuvieron tentación de abandonar, por una mujer o por otras causas. Pero supieron vencer esas tentaciones y han gastado sus vidas día tras día, ante el altar de Dios, sirviendo a la Iglesia.
Sobre el Obispo que tenemos ahora, lo vi y lo escuché cuando vino a Santa Pola. Yo puedo decir que me gustó mucho como habló. Lo veo con mucha sabiduría y mucha humildad.
El problema del paro no tenía que existir, lo veo muy mal. Lo mismo que a unas personas que no tienen trabajo les quiten sus viviendas. Quiera Dios que los que gobiernan cambien estas situaciones tan malas.
Acepte su situación. Usted eligió. No le eche la culpa a nadie.

María Javaloyes