Como tengo un poco de Alzheimer, ya no recordaba que hace unos días, un agente joven y simpático me había multado, y al leer el Periódico Santa Pola, concretamente un artículo donde, por lo visto, los agentes tienen instrucciones de avisar antes de multar, recuperé mi memoria. El día 12 del presente era jueves, después de una semana sin conducir por una pequeña operación en un dedo del pie. Cogí el coche y bajé (yo vivo en la zona Norte) pues tenía unas cosas que hacer, compras y demás, y, como siempre, en la calle Maestro Alfosea no había aparcamiento y como las aceras han quedado tan hermosas y además invitan a ello (¡si os fijáis siempre hay algún coche!), pues es cierto que está prohibido y no debemos, pero o daba vueltas o me subía hasta Cervantes. Iba medio coja y pensé que en 10 minutos hacía el recado y ya.
La verdad, fueron 20 minutos, pero la sorpresa fue cuando salgo del comercio y me encuentro a los agentes y nada menos que a la grúa. De nada sirvió decirles que ya me iba, y que andaba medio coja; la multa ya estaba colocada en el parabrisas. “Oye, ¿pero me has puesto una multa?”. Contestación: “Señora, yo cumplo órdenes y hago lo que me mandan. “Ah, vale, pero, ¿de verdad no me retiras la multa, si ya me voy?”. Contestación: “El único que le puede retirar la multa es el concejal vaya y hable con él, yo cumplo con mi trabajo”. “¡Ah, bien!”.
La multa tenía fecha del 13-3-09 a las 17:50 h y el 13-3-09 a las 11 de la mañana, cuando fui a pagar la chica me dijo: “Esta multa es de hoy”. Digo: “¡Sí se supone que todavía no son las 17:50 h, pero voy a pagarla!”. Un señor que estaba allí me dijo: “Eres honrada y tonta, yo no pagaría esa multa!.
¡Ojo! Soy conductora desde el año 1978, hace 3 años me pusieron mi primera multa y en la misma calle. Espero conducir otros 31 años y volver a pagar otras dos multas, y que sean en la misma calle.
Margarita Ambit López