Los ciudadanos normalmente no nos damos cuenta del peligro que corremos cuando caminamos por las calles, no somos conscientes de que si un edificio se encuentra en mal estado, y no está correctamente protegido, puede ocurrir una desgracia en cualquier momento. Esto es lo que ocurre en la calle San Antonio y en la calle Gabriel Miró. Hay dos edificios que prácticamente tienen sus paredes en ruinas que tan solo están “protegidas” por una lona de plástico para evitar que caiga algo de cemento. Las lluvias podrían provocar desprendimientos y provocar una desgracia. Yo soy incapaz de pasar por ahí sin cambiarme de acera por el miedo que tengo de que se caiga la pared. Espero que este problema se pueda solucionar pronto y no tengamos que hacerlo una vez que sea demasiado tarde.
Paquita Durá Mollá