La autora Tess Gerritsen se refirió una vez al Alzheimer como una enfermedad que «literalmente nos está matando, y la única forma de luchar contra este “crimen” es a través de un grupo de personas que continúan elevando sus voces y fondos para garantizar que reciba la atención que merece».
Es a estas personas a quienes va dirigido este agradecimiento. Son esas personas, a quien deberíamos llamar los Guardianes de la Memoria, quienes merecen el mayor reconocimiento por nuestra parte, meros ignorantes de lo que verdaderamente conlleva esta enfermedad. Esas personas que, con su dedicación, su amor, su buena voluntad, y su deseo por ayudar a personas desconocidas para ellos, consiguen hacer que nuestros abuelos, nuestras abuelas, nuestros padres y nuestras madres convivan con ese “crimen” de una manera mucho más llevadera y agradable.
Los llamo Guardianes de la Memoria porque con su labor, su dedicación y su ayuda incondicional a nuestros mayores consiguen mantener esa llama de vida, esas ganas de seguir aquí, junto a nosotros. Algunos pensarán que ésta no es manera de vivir, olvidando a cada paso que dan todo lo vivido, pero ahí es donde todo ser humano se equivoca y donde nuestros Guardianes nos ayudan a abrir los ojos. No se debe mirar al Alzheimer con miedo ni con vergüenza, sino que debemos enfrentarnos a él con la cabeza bien alta, y ayudar con todas nuestras fuerzas para que nuestros abuelos, nuestras abuelas, nuestros padres y nuestras madres puedan disfrutar de lo que queda de su vida con una sonrisa en su rostro y con alegría en el corazón.
Por eso, no me queda más que decir GRACIAS a la Asociación de Familiares de Alzheimer y otras demencias (AFA) de Santa Pola, quienes, gracias a su empeño y dedicación, realizaron el viernes 11 de mayo una gala en la que demostraron que no importa la enfermedad, sino las ganas de seguir viviendo y disfrutando. Son ellos, nuestros Guardianes, los verdaderos héroes. Ellos, que ayudan a mantener la sonrisa en los rostros de nuestros mayores; ellos, que dedican horas y horas a crear y organizar eventos para dar voz a una enfermedad todavía mirada con recelo; ellos, que ayudan a dar voz a aquellas personas que ya la han perdido. Ellos son los verdaderos héroes. Son nuestros Guardianes de la Memoria. Y ojalá nos guarden durante mucho tiempo.