Escribir un diario no solo es útil para las personas que desean entender o mejorar su personalidad o que sufren problemas emocionales o sentimentales. También es una excelente alternativa para quien quiera mejorar su estado de salud y calidad de vida. La terapia de la escritura está especialmente indicada para personas aquejadas de alguna enfermedad crónica y que les gustaría comentarla con otras personas, pero son inhibidas. O conocen la escasa receptividad de sus posibles interlocutores. Escribir 15 0 20 minutos al día, tres veces por semana, acerca de las sensaciones que te produce tu enfermedad, puede lograr reducir bastante y en poco tiempo no sólo sus síntomas y la angustia que sientes ante ella, sino actuar en tu sistema inmunológico para combatirla con más efectividad.
Los efectos de este saludable ejercicio “literario” tiene su explicación: al revivir una experiencia personal estresante a través de la escritura, el enfermo experimenta un importante desequilibrio emocional. Sin embargo, después de escribir sus vivencias en un papel, se puede producir en él un cambio positivo en su sistema inmunológico. Aunque hoy por hoy, según los expertos, aún se desconoce de forma precisa el desencadenante de esta reacción, esta terapia resulta, al menos una buena alternativa a otras a base de medicamentos. Parte de la curación esta en escribir de la enfermedad sin miedo.
El lenguaje es capaz de incrementar o reducir la percepción que hasta ese momento podamos tener de una determinada situación. Es decir, las palabras que elegimos para describir lo que sentimos pueden cambiar nuestro estado de ánimo en una dirección distinta a si dejáramos de expresar por escrito lo que nos pasa. Escribir es, o debería ser, el primer paso paras aquellas personas que atraviesan problemas emocionales o físicos. Podrían empezar a ayudarse a sí mismas con solo el poder de su mano. No todo el mundo tiene un amigo emocionalmente equilibrado colgado permanentemente de su brazo susurrándole al oído, como un ángel, cómo reaccionar en todas y cada una de las circunstancias personales por las que uno pasa en la vida. Escribir es, en suma, sentirse acompañado. Desahogarse. Ser libre. ¡Vivir!