Escribo para la gente sencilla, no pretendo hacer una tesis. Eso ya lo hacen en el Instituto. Estos días de Navidad, metido bien en ella, quiero recordar lo que escucho. Por ejemplo:
1º- Si seguimos así, dentro de 20, 30 ‘o 40 años no habrá paro, pues como nacen menos, todos será pensionistas, gente de la tercera edad. En el año que vamos a terminar han fallecido más que han nacido. ¿Por qué? Y sin embargo todos nacen con la inclinación natural a ser padre o madre.
2º- Por el contrario: en el año que va a terminar, ha habido menos divorcios que matrimonios. Motivo: hoy está de moda el ser parejas, el convivir sin pasar por la Iglesia o el juzgado. La noche de boda se adelanta, está de moda y se ve bien. Son los adelantos del siglo XXI.
3º- Me he enterado de una cosa: Jesús nació en un mercado, no en Belén. Qué maravillosa obra de arte es lo que hay a la entrada del Castillo, pero he tenido que llevarme una lupa para ver el nacimiento de Cristo que, por casualidad, nació antes de los nueve meses, es tan pequeño que su madre se fue a buscar alimento, ya que no la veo.
Me gusta la obra de arte y, sinceramente, gracias por ello, pues es muy original. Tendré que leer la Biblia para ver si está equivocado el lugar donde Jesús nació.
Ya comprenderán porque escribo de este modo. Yo, con todos mis defectos y virtudes, creo en la Palabra de Dios, que dice todo lo contrario que algunas veces hacemos.
La Navidad, época de la gamba y de langostino, del regalo, de la unión de las familias, es estupenda y no se debe perder, todo lo contrario. Cuánto disfrutan, sobre todo, los abuelos, cuando ven a sus hijos y nietos reunidos y cantando “pero mira como beben los peces en el río…”.
Pero no debemos olvidar que, en Navidad, Cristo nació para hacer de este mundo un paraíso, no un infierno y predicar la paz, el amor auténtico, la unión auténtica (“hasta que la muerte os separe”), el ganar el pan con el sudor de la frente, no del de enfrente, el luchar contra la corrupción, algo que no sólo está en los políticos.
Termino, qué claro que habla el Papa. Y lo vive, porque aunque el día 17 cumplió 79 años, tiene ideas claras y se preocupa de los obispos, los curas y todo el que se dice cristiano. Feliz Navidad.