Si tú le dices a un pequeño empresario o autónomo “yo creo que un salario mínimo de 900 euros es lo menos que debe de cobrar un trabajador”, lo normal es que te conteste “claro, como tú no lo vas a pagar”. El Gobierno, de forma demagógica y electoralista, decidió que a partir de enero el SMI subiera un 22%, pero quien paga la subida del salario y la Seguridad Social es el empresario.
El mes de enero siempre ha sido malo para el empleo, pero el de este año ha sido nefasto rompiendo la buena marcha que llevábamos desde hace cinco años. Los hooligans del Gobierno dicen que la culpa es de la recesión que viene; del Brexit; del enfrentamiento comercial entre EE.UU y China y muchas más excusas de macroeconomía. Yo me creería todo esto si el paro hubiese subido en la industria porque los exportadores piensen que el negocio exterior va a caer, pero da la casualidad de que donde el paro ha subido es en los servicios que los llevan pequeños empresarios y autónomos y que ante las subidas salariales y la incertidumbre han preferido cancelar y no renovar contratos.
El Gobierno, Podemos y los sindicatos no cesan en decir que hay que anular la reforma laboral y hay que aumentar los salarios. Muy bien, desde un punto de vista social me parece justo y necesario, pero antes de tomar decisiones hay que consultar y convencer a aquellos que tienen que pagar las subidas. De nuevo saldrá a la palestra la siguiente pregunta: ¿Usted qué prefiere, un salario de 600-800 euros o uno de 900 con más peligro de ir al paro?
Pedro Morante Gutiérrez