Durante la crisis, el colectivo mejor tratado fue el de los pensionistas ya que se les subía cada año la pensión un 0,25 incluso cuando el IPC era negativo, mientras que a los funcionarios se les congelaba el sueldo y se le reducían pagas extras, igual que a los trabajadores en general que muchos fueron despedidos, y a otros se les bajaron los salarios que todavía no han recuperado. La demagogia electoral ha hecho que ahora se les suba a los pensionistas un 1,60% y se pretende que quede establecido por ley que la subida sea siempre el incremento del IPC.
El costo de las pensiones ha llegado a tal nivel que ya es imposible que, incluso aumentando el empleo, la caja de la Seguridad Social lo pueda soportar, por ello ya se habla de que los PGE atiendan parte de ellas, pero como tenemos déficit esto significa más impuestos o menos gasto en otras partidas. Pedro Sánchez buscaba a los bancos y las grandes empresas y ha tenido que echar marcha atrás, subir el IRPF a los que declaran más de 120.000 euros, son pocos, no soluciona el problema así que solo caben tres medidas: retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años, reducir el gasto en educación y sanidad, y también queda la solución de siempre: que sean las clases medias las que paguen como siempre esta demagogia.