Conmocionado y consternado por el fallecimiento de Don Manuel Martínez Monera, cuya luctuosa noticia me acaba de comunicar en la tarde de ayer lunes 22 el buen amigo compositor y pianista Federico Valero Halegua, deseo expresar estas palabras en su recuerdo y breve evocación de su figura.
Don Manuel era una persona culta y de una gran sensibilidad en sus facetas de docente, miembro en su calidad de bajo de la Coral Levantina de Santa Pola -que ha fundado y dirige el maestro Antonio Espinosa Bonmatí-, presentador de actos culturales e institucionales, poeta, recitador. Federico Valero lo ha inmortalizado, como bien le confirmé, al haber registrado su bella voz “tan eufónica, cálida y vibrante” dentro de la grabación en CD “Virgen de Loreto: antología de obras y relatos” recitando con glosa propia el Milagro de la niña Finita Bonmatí que lleva por título “Ocho de septiembre de 1943” y la “Venida de la Virgen de Loreto”, basada en la obra de teatro de María Sempere Montiel. Una voz inigualable e irrepetible que la ha recibido como si fuera un don del cielo.Tuve un último encuentro con él, y tras su actuación en la Serenata a la Virgen de Loreto cantada cada año por la Coral Levantina, en la Librería “Guilló”, después de la Festividad de la Patrona de Santa Pola, y me dijo que estaba muy satisfecho de haber participado en esa primera antología dedicada a la Virgen de Loreto y de la que Federico Valero ha sido el principal protagonista al crear este magnífico proyecto artístico-musical. Así mismo, me afirmó que había leído mis comentarios en el libreto explicativo recordándole que poseía esa excelente voz “tan eufónica, cálida y vibrante” según yo mismo lo definía y plasmé.
Creo que presagiaba el final de sus días ante esa cruel e indeleble enfermedad que es el cáncer, y tal vez, por su puro y profundo espíritu religioso, quiso despedirse con su poesía de muy hondo sentir dedicada a la Cofradía de la Dolorosa de la que era miembro y que pudimos escuchar recitada por boca ajena con motivo de la celebración del Septenario de esta Virgen el “Viernes de Dolores”, 22 de marzo, en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, dentro de la que ofrecieron una interpretación el pianista Federico Valero Halegua y el tenor Óscar Baile Ubassy. Esta poesía que nos estremeció a todos sería aplicable en forma de epitafio perpetuando la memoria de este muy querido y admirado personaje, nacido en pleno corazón de la Vega Alicantina y bien allegado a la Villa marinera.
