No hay nada que justifique el que un hombre asesine a su pareja o expareja y mucho menos que un mal nacido mate a los hijos para vengarse de la madre. En la mayoría de los casos se trata del clásico machista que no puede admitir que una mujer lo deje por otro hombre, pero dado el incremento de casos de asesinato hemos de pensar que existen otra clase de asesinos cuya motivación es otra.
Hay veces en que un hombre que nunca ha sido capaz de matar una mosca llega a situaciones que le trastornan el cerebro y se convierte en un posible asesino. Un hombre que está en el paro, que se ha separado de su mujer a la cual le pasa una pensión y ve que se ha convertido en un desgraciado mientras que su mujer está rehaciendo su vida con otra pareja y vive holgadamente. La rabia le acosa las 24 horas del día y su mente empieza a trastornarse, esto no justifica nada, porque el problema no es su mujer, es él.
Como todos coinciden en que hay que destinar fondos para frenar esta barbarie, no estaría de más que una parte de ellos se destinara a crear centros de tratamiento para “enfermos” de rabia de manera que los psicólogos les convenzan de que matar nunca es la solución.
Pedro Morante Gutiérrez