El día 12 de julio me encontraba en la piscina comunitaria de mi urbanización en el municipio de Santa Pola bañándome con mi pareja y unos chavales menores de edad sin montar escándalo ninguno y pasándolo bien todos. Hasta que bajó de su piso un hombre que, sin dar explicación alguna, empezó a chillar como un loco insultando y amenazando: “salir ya de la piscina que os parto la cara. Salir ya maricones de mierda, sois unos borrachos” y luego hablando directamente conmigo empezó a decir: “venga sal que te espero aquí fuera a que salgas, venga sal ya”.
A este punto los chavales salieron y se fueron asustados, yo también salí pidiéndole explicaciones de su comportamiento y él, sin decir nada, me golpeó con una piedra tirándomela a la cara; empezó a darme puñetazos hasta que bajaron al recinto más vecinos (sin hacer nada, solo se quedaron mirando). Fue entones cuando otra persona que no tengo localizada me sujetó por la espalda y entre los dos me tiraron al suelo y empezaron a pegarme.
Tengo varias lesiones, además de pedir una baja laboral porque no puedo ni andar por los dolores y tengo el brazo izquierdo que casi no lo puedo ni levantar. Como si esto fuera poco, he tenido que pedir un apoyo psicológico porque ahora me da miedo hasta bajar simplemente a tirar la basura por si me encuentro a esta persona que está denunciada y a la espera de un juicio, espero que sea justo, para que esta persona pague por sus actos. Hablando con más vecinos me he enterado de que es una persona agresiva y no es la primera vez que hay problemas.
He querido contar mi historia aquí porque vuestro periódico lo lee mucha gente y estoy indignado de que hoy en día todavía hay personas que simplemente por el hecho de amar a una persona de su mismo sexo tiene que ser agredida verbal y físicamente. Gracias por vuestra atención y pido a todos los lectores que por favor si ven alguna situación similar a lo que me pasó a mí, no esconderse y denunciad porque algo así no se puede permitir y más en nuestro bonito pueblo.

Fran Miguel Parra