Desembarco y batalla se vivieron en la Playa de Levante la noche del 31 de agosto y el 1 de septiembre, cuando atacaron el campamento Cristiano, que este año es propio, ya que han estado confeccionándolo durante todo el invierno. De esta forma comenzaban los tres esperados días de Moros y Cristianos.
Arcos, flechas, espadas, arcabuces y cañones tuvieron una especial importancia en la lucha que se vivió en la playa, que año tras año es más espectacular. La lucha entre ambos bandos siguió durante esa misma tarde, con la toma del Castillo por parte de las huestes Moras.
Embajadas
Una vez en el Castillo, el Embajador Moro, interpretado por Jerónimo Buades, pidió la fortaleza a los Cristianos. De esta forma, la pólvora volvió a ser una de las protagonistas, ya que durante casi una hora tuvo lugar una batalla de cañones y arcabuces, que dieron la victoria a las huestes Moras.
El día dos tuvo lugar la esperada Reconquista, los papeles se invirtieron y fue el Embajador Cristianos, interpretado por Vicente Valero, el que pidió la Fortaleza. Al no llegarse a un acuerdo, comenzó la lucha entre ambos bandos, primero con el ensordecedor ruido de los cañones y los arcabuces y, después, la emocionante pelea de espadas. “¡Escuchadme, Cristianos!”, con estas palabras detuvo la pelea el Embajador Moro, “[...] No hemos de ver más sangre ni más muerte, ahogando en la desgracia a nuestros pueblos. Propongo que el final de esta batalla se decida por Ley de Caballeros”, prosiguió con el fin de solicitar dos voluntarios. De esta forma, Michel Martínez y Gaspar Gómez se presentaron como Paladines, por parte del bando Cristiano y Moro, respectivamente. Comenzó una lucha de espadas que tuvo al público boquiabierto y que emocionó a ambos bandos, pero que finalmente terminó con la derrota del Paladín Moro.