Emoción y devoción en el Cambio de Joyas de la Virgen

 
Viernes 1ro de septiembre de 2017 0 comentarios
 

Pese a la lluvia los santapoleros y devotos de la Virgen de Loreto se dieron cita el miércoles por la mañana en el tradicional cambio de joya de la Virgen.
Ataviados con sus paraguas aguantaron respetuosamente la cola para poder besar la nube de la Virgen de Loreto y así recibir su bendición.
Durante toda la mañana desfilaron centenares de personas de todas las edades, desde bebés hasta ancianos. Es un momento en el que la emoción está a flor de piel, y a muchas personas al pasar por la Virgen se le caen las lágrimas.
A los bebés se les pasa por la imagen para presentárselos a la Virgen de Loreto. Las camareras de la Virgen se encargan de coger en brazos a los más pequeños y acercarlos a la Virgen, para que la puedan acariciar y así recibir su protección.
La camarera de la Virgen, María Cristina Bonmatí, aseguró que no hay una hora de cierre y es que “hasta que pase la última persona está la capilla abierta”. Una vez que la cierran proceden a realizar el cambio de joyas, donde se le quitan a la Virgen de Loreto las alhajas que ya llevado durante todo el año y se sube a su camerín.
Las joyas que luce son donaciones de todo el pueblo, y como “todas las que tiene no se las podemos poner, realizamos este acto para que cada año lleve unas diferentes”. En esta ocasión va a llevar una medalla grande con cordón de la Virgen de Loreto, otra medalla en forma de corazón de la Virgen y una cadena con un crucifijo. También llevará una pulsera de caña que se la pasarán por uno de los cordones y otras dos pulseras que llevará el niño en el brazo. Respecto a las pulseras que llevaba el niño Jesús, las luce hace dos años y éste hemos decidido cambiárselas.
También se le puso la corona “buena” de la Virgen, que la llevará hasta febrero cuando se le realiza el cambio de dicha corono por otra “un pelín inferior y guardamos la mejor que tiene. Y es que el camerín de la Virgen tiene mucha humedad y no queremos que se estropee”, destacó la camarera.
Muchos de los fieles que acudieron al acto llevaban las cintas de la medida de la Virgen, que miden 37,5 cm que es la medida de la estatua sin contar la corona, para pasarla por la talla de la Virgen y recibir su protección. Las cintas se pueden comprar a lo largo del año y por supuesto en el mismo día del cambio de joya. Cuando nacen los bebés “vienen a comprar las de color rojo para ponérselas en el cochecito, la rosa, la blanca y la azul, las suelen usar para las cunas,... la gente las trae y se las pasa a la Virgen para bendecirlas”, explica.
Este año estaba previsto que acudieran a la capilla por primera vez un grupo de 20 personas del centro de mayores Novaire, pero al llover lo han tenido que suspender por miedo a que se pudieran resbalar.

 

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