El pasado 6 de octubre el georrádar comenzó a recorrer las calles de Santa Pola, centrándose en la zona del Portus Ilicitanus, alrededores de la Picola, el mercadillo y el Palmeral, con la finalidad de conocer hasta dónde se extiende el Portus y en qué estado están las estructuras que se encuentran bajo tierra. “El georrádar lanza unas ondas que proporcionan una lectura y va perfilando lo que hay, pero luego hay que procesarlo todo. Indudablemente hay zonas que han sido afectadas, por ejemplo aquí en la Calle Zamora sabemos que ha habido mucho movimiento de tierras y está todo alterado, pero al ser una necrópolis quizá se haya conservado. En la avenida Salamanca, la zona que bordea el mercadillo y el yacimiento, continua el fortín ibérico y parte de las balsas son estructuras vigorosas que es complicado que solo poniendo asfalto o cañerías se hayan dañado”, ha explicado Juan Francisco Álvarez, uno de los directores de la excavación arqueológica de la Picola. Otra de las zonas que también forma parte del fortín ibérico, es la colindante con el cementerio, por lo que Álvarez manifestó que es interesante comprobar si esa planta está completa.
Este perímetro, sumado con el que se recorrió el año pasado, delimitaría toda la zona no urbanizada perteneciente al Portus Ilicitanus. Con ella se va a conseguir una imagen más real de lo que hay en el suelo. María José Cerdá, Directora del Museo del Mar, adelanta que para finales de año o principios del que viene, esperan poder organizar un evento para mostrar los resultados de la última excavación en el yacimiento la Picola, así como los datos que arrojó el georrádar tanto el año pasado (que todavía no han visto la luz) como el de este. “Todo esto nos permite tener información suficiente para planificar las excavaciones arqueológicas del próximo año, pero también contribuimos a la investigación científica, a concienciar a la ciudadanía de la importancia de preservar el patrimonio y tener datos para que en un futuro las políticas públicas que se organicen sean respetuosas con el patrimonio y con el máximo conocimiento científico”, explica Cerdá.
