ENTREVISTA
 

“Una jueza de paz debe de tener afinidad con el pueblo”

 
Viernes 18 de enero de 2019 0 comentarios
 

María José Gómez, natural de Almería pero con 43 años a sus espaldas de vivencias en el municipio santapolero, cursó la carrera de derecho y un máster en derecho financiero, además de realizar un curso de contabilidad y uno de fiscalidad. Viene de una familia de derecho, puesto que los cuatro hermanos que forman su núcleo familiar son abogados. Actualmente no compagina el trabajo de jueza de paz, cargo que ocupa desde el año 2010, con ningún otro, solo con el de ser madre y abuela.

¿Cuándo empezó a desempeñar la función de jueza de paz en Santa Pola?

En el 2002, durante ocho años, estuve como suplente de la titular, que era María Montoro. Desde el 2010 ya me eligieron a mí como jueza de paz y desde entonces estoy ocupando este puesto.

¿Qué tal ha sido esta experiencia a lo largo de esos ocho años?

Personalmente ha sido gratificante porque va mucho con mi manera de ser. Son cosas relacionadas con el derecho pero que también están muy relacionadas con las personas, entonces a mí me ha llenado. El juzgado de paz me ha dado mucho más de lo que yo nunca podré darle. El relacionarme con la gente de mi pueblo o el que me paren y me cuenten sus cosas para pedirme ayuda, me llena mucho más de satisfacción que luego lo que yo pueda hacer. Así que realmente he sido muy feliz a lo largo de estos dieciséis años.

¿Esos ocho años iniciales, aunque era suplente, ejercía esta función?

Sí, yo venía un mes al año y cuando había alguna boda y ella tenía que irse de viaje o estaba de baja. Aun siendo suplente, estuve bastante relacionada tanto con el juzgado como con los funcionarios, con los que siempre he tenido bastante amistad y relación.

¿Por qué decidió optar a este puesto de trabajo?

Tenía un despacho de asesoría fiscal, laboral y contable con tres socias, y en la puerta de mi despacho vi que había un cartel donde se ofrecía este puesto y eché la solicitud para probar suerte. Fue cuando se murió Garnero, entonces a María la eligieron porque era la suplente de él, y a mí como suplente de ella cuando estaba Conejero al mando. Después me han reelegido distintos consistorios. Nunca lo pensé ni había pensado en ello jamás, pero aquí estoy.

¿Cuáles son las cualidades que tiene que tener una persona para ser juez de paz?

La definición es ser una persona conocida de la localidad. Generalmente se suele elegir a personas mayores y conocidas para estar cercanas a la problemática de la gente, con la finalidad de que como la gente te conoce pueda acercarse a ti y pedirte consejos. La cualidad que se debe tener es la de ser una persona sociable y con afinidad al pueblo, poder conectar con las personas. Creo que esa es una cualidad mía. No me molesta en absoluto ir a los sitios habituales del día a día y que la gente se acerque a comentarme sus problemas. Realmente eso es lo que yo entiendo que debe ser un juez de paz. No es un profesional del derecho, sino que es esa persona cercana que acerca, a su vez, los problemas relacionados con cosas de derecho. Hace de puente de alguna manera. Por ejemplo, aquí se recogen las citaciones que vienen desde Elche, y te suelen preguntar de qué se trata, por lo que se le tiene que dar una explicación y ayudarles. Es algo sencillo, pero algo que no deje a las personas indefensas cuando se encuentran con un problema.

Para ser juez de paz no es necesario tener derecho.

No es necesario, porque suelen ser personas a lo mejor jubiladas, por ejemplo el juez de paz de Jijona es farmacéutico y Garnero era maestro. Son personas conocidas que puedan, de alguna manera, tener cercanía con las personas que se acercan aquí. Creo que yo soy de las pocas personas, o la única que yo conozca, que sea licenciada en derecho y que además haya ejercido y haya estado colegiada, puesto que esto es una cosa con poca remuneración. Por eso, generalmente son personas jubiladas, que ya tienen su jubilación y que esto no es incompatible.

¿Cuáles son las funciones que desempeña un juzgado de paz?

Mucha gente no sabe exactamente cuáles son las funciones de una jueza de paz, donde existen tres ámbitos de actuación diferente: judicial, penal y civil. Hasta hace dos años, en el juzgado de paz había juicios de faltas, pero se quitó la competencia convirtiéndose en juicios de delitos leves que ya los llevan los juzgados de instrucción de Elche. Con lo cual, esto lo hemos perdido en el ámbito penal. En lo civil sí que seguimos teniendo conciliaciones, que son demandas de pequeño nivel, como previas, para luego una demanda civil. De las conciliaciones sí que tenemos la competencia en el juzgado, por lo que no tienen que venir con abogado ni procurador, sino para reclamación de una pequeña cantidad. Si no se llega a un acuerdo en esa conciliación ya se pasa a los juzgados de primera instancia, ya las demandas civiles propiamente dichas.
El juzgado ahora mismo tiene dos ramas que sería por un lado el registro civil, de lo cual yo soy la encargada, donde se hace todo lo relacionado con los matrimonios, las defunciones y nacimientos. Después se inscriben los divorcios, las rectificaciones de error, cambios de apellidos, cambios de sexo… Todo ese tipo de inscripciones se realizan en nuestro registro civil, relacionado con las personas que están empadronadas o que son de Santa Pola. Aquí hay bastante trabajo en lo que se requiere al registro civil. De esto es de lo que yo soy la encargada directamente, porque la otra parte es la recepción de exhortos, que es más lo que hacen los funcionarios. Esto quiere decir que, de todos los juzgados, especialmente de Elche, son las personas que tienen aquí el domicilio, se mandan para citarlas. Por eso aquí hay cuatro funcionarios y solamente hay dos siempre, algo que ya lo organicé hace bastante tiempo. Así siempre hay dos siempre fuera, porque hay muchísimo trabajo, y dos atendiendo al público. Esa es la organización de los últimos años, porque no valía la pena el estar aquí cuatro personas y lo de la calle no tenerlo cubierto, sobre todo que tenemos Gran Alacant que es una población entera a 4 kilómetros de aquí. Resulta que un juzgado de paz estaba pensado inicialmente para una población de unos 10.000 habitantes, pero en Santa Pola ya hay más de 30.000 habitantes más 50.000 para sanidad, más los 120.000 que llegan en verano. ¿Qué problema tiene Santa Pola? Que tanto Elche como Alicante están al lado, entonces resulta que cuando vienen medios generalmente son para ellos dos, porque Elche necesita también ampliar.
Una vez que el pleno del Ayuntamiento te elige, durante cuatro años tienen todas las prerrogativas e incompatibilidades y denominaciones que un juez de carrera. Pienso que realmente harían falta unos juzgados, aunque ahora este va muy bien. Realmente tenemos una secretaria magnífica y tres funcionarios que trabajan muchísimo. El problema que hay con todas las cosas de justicia, son las bolsas de trabajo, que hay que esperar bastante tiempo para que el funcionario venga a cubrir una baja, aunque afortunadamente tenemos un gran momento ahora mismo.

¿Si se abre un juzgado en Santa Pola implicaría que el juzgado de paz desaparecería?

Antes o después, si la población sigue creciendo, el juzgado de paz desaparecería dejando paso a un juzgado, pero para dotarlo de los recursos necesarios hacen falta mínimo una o dos instancias, uno de instrucción, social… Con todos sus empleados, el edificio y todos los materiales. Los juzgados de paz son una cosa especial que dependen del Ayuntamiento. El juzgado de paz anteriormente estuvo en el Castillo, de ahí paso a la Calle Almirante Antequera en un local alquilado por el Ayuntamiento y ya, finalmente cuando se construyó este edificio el Ayuntamiento compró todo el bajo. ¿Qué pasaría si hubiera unos juzgados? Que se necesitaría mucha inversión de la Generalitat de Justicia, es un desembolso tan importante… Sí que me gustaría que estas cosas las oyeran de arriba porque de verdad que se debería de cuidar más a los juzgados de paz, y no digo a este en particular, pero sí conozco casos en los que se tarda tres o cuatro meses en mandar a un sustituto. Si esto ocurre en Elche, donde hay una sala llena de personas trabajando pueden cubrirse entre ellos, pero aquí nos quedamos cojos. De hecho hay cuatro y los jueces de paz no suelen ser como yo. Normalmente van un rato, casan y firman lo que tienen que firmar, pero no se involucran tanto como yo. Yo he hecho de esto una profesión, pero porque yo he querido. Desde el principio me puse un horario y le dedico mucho tiempo a esto, soy un poco peculiar en este aspecto pero porque me gusta y es vocacional.

¿La reforma del código penal ha hecho daño a los jueces de paz?

Esto nos ha eliminado las competencias de los juicios de faltas, pero también nos ahorra tiempo porque te tirabas toda la mañana con dos o tres. Era un trabajo bastante pesado que paralizaba todo. Últimamente vienen a pedir muchísimas fe de vida, algo que es lógico porque hay gente que ha estado cobrando por familiares que han fallecido. La fe de vida es un papel que indica que están vivo en donde yo lo firmo. Lo que más tenemos son expedientes de matrimonio, que tardan como media hora cada uno, además de que prácticamente tengo matrimonios todos los días. Por ejemplo, el mes pasado hubo 43 matrimonios, dos por la iglesia y tres o cuatro por el Baluarte, los demás fueron aquí. Todos los meses hago unas estadísticas para saber cuántos matrimonios, nacimientos, etc se dan en el pueblo.

¿Desde que empezó en este puesto ha notado un aumento o descenso en los problemas que se tratan aquí?

He notado que hay más trabajo y más gente que viene a pedir cosas, es curioso que hay menos conciliaciones de las que había antes, y las que hay son más peliagudas y pesadas. Es como que si antes las conciliaciones las hacían como un paso previo, con lo cual le daban menos importancia, y últimamente están siendo pequeños juicios de faltas por decirlo de alguna manera. O sea que las personas discuten y no llegan a un acuerdo, por lo que hay que dedicarle más tiempo.

¿La jueza de paz tiene la función de convertirse en una especie de puente entre los ciudadanos y los demás órganos judiciales. ¿Cómo y cuándo ejerce esta función?

En mi caso voy un día a la semana a hablar con la encargada del registro, con el secretario, llevo todos los papeles, recojo en fiscalía los expedientes de matrimonio, etc. Una vez a la semana hago de puente físicamente y, además, hay una cosa que nunca se podrá sopesar: la cantidad de dinero que le he ahorrado a este Ayuntamiento porque todo eso, antes de que yo lo hiciera, se hacía por correo.

¿Cuáles son las principales carencias que tiene en la actualidad la justicia de paz?

Creo que los de arriba deberían de fijarse más, porque estamos haciendo un trabajo ímprobo, que somos la base de la justicia. Aquí necesitaríamos un funcionario más, que aunque yo esté actuando como uno en verdad me estoy pasando de atribuciones. Un juzgado de paz es más personal, hay más cercanía que con un juez. En el organigrama de la justicia yo creo que, en cuanto puedan, se quitarán de en medio a los juzgados de paz. La ley que ahora está en suspenso de que el registro civil se lo iban a llevar los notarios y los registradores, con lo cual vaciaba de competencias del registro civil del juzgado de paz. Si se llevaban esta competencia, significaba que los juzgados de paz se iban a convertir en meros correos. Al detenerse esta ley, se aseguran durante un cierto tiempo la continuidad. Si desapareciese esta competencia en los juzgados de paz, también desaparecería la gratuidad de esta opción, porque por realizar el registro se cobraría un precio.

¿La agilidad sería una de las más importantes asignaturas pendientes de la justicia?

Da la impresión de que sí, aunque no en este juzgado. En la justicia en general está claro que sí. Justicia que no es rápida, no es justicia. Lo que pasa es que se comprende que a veces falten medios humanos o físicos, pero desde luego que lo que le hace falta a la justicia es más rapidez. Ahora tenemos un juez estupendamente rápido en Elche. Hay una cosa que es muy curiosa, y es que las personas sí que influyen en las cosas, aunque los funcionarios sean los mismos son los jefes los que imponen un ritmo de trabajo. La justicia debe de ser rápida, los medios son importantes, pero la fuerza está en las personas.

 

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