DESDE SICILIA
 

Rafael Martínez: “En Túnez las autoridades iban forradas con bolsas de basura”

 
Lunes 23 de marzo de 2020 0 comentarios
 

Italia es en estos momentos el país en el que el COVID-19 está haciendo mayor daño, y allí se encuentra Rafael Martínez, capitán de un barco de transporte de peces vivos y su tripulación, dos oficiales de puente, dos mecánicos, un cocinero, un biólogo, y tres marineros, realizando su trabajo al sur de Sicilia al este de Túnez. En Sicilia parece que la situación se encuentra más controlada que en la península de Italia sobre todo en la parte norte, aún así “las medidas son duras y restrictivas, a nosotros no nos permiten saltar del barco” nos comenta Rafael, “solo entramos a puerto para la carga y salimos fuera, usando guantes y mascarilla para todo, y mantenemos el mínimo contacto físico con autoridades y consignatarios, por que aquí si cae alguien enfermo de coronavirus tenemos un problema muy grave”. Las autoridades no suben al barco les bajan la documentación de la carga para que haya el mínimo contacto físico posible.
Esta situación influye en su trabajo ya que no les pueden facilitar regularmente servicios portuarios básicos como el gasoil, víveres, recepción de basuras así como limitación de horario para las cargas comerciales. De echo su barco llegó de Túnez el pasado día 13 y llevan desde entonces esperando para cargar sin saber hasta hoy sábado 21 si lo autorizaran o no.
En dos semanas tenían proyectado volver a España para relevar a la tripulación y darles vacaciones pero en estos momentos no saben si será posible o no. Rafael piensa que cuando vuelva a España les recibirá sanidad exterior para tomarles la temperatura, y serán quienes consideren si deben hacer la cuarentena dentro del barco, aunque como él mismo indica , posiblemente se realizará en el barco por seguridad, y , porque hay que asegurarse de que ningún miembro de la tripulación esté infectado y pueda infectar a nadie, “son muchos sitios donde vamos nunca se sabe”. En estos momentos la tripulación está un poco asustada, son 1.500 kilómetros los que les separan de sus familias lo que genera un sentimiento de impotencia.
Y como en todos los sectores esta crisis traerá consigo consecuencias económicas ya que tenían programados 280 viajes y la mayoría se están cancelando o posponiendo por el coronavirus. Como explica Rafael, la rentabilidad de este negocio es, “cuantos más viajes puedas hacer más rentable es el barco, y más dinero ingresa la compañía que yo represento, vamos siempre en contrarreloj”.
A modo de anécdota Rafael Martínez nos cuenta que cuando hace dos semanas llegaron a Túnez, las autoridades iban forrados de bolsas de basura para no contagiarse, posiblemente porque en ese momento no tendrían medios.

 

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