José Durá y José Ruso han sido los armadores representantes de Santa Pola que han viajado hasta Bruselas como parte de la delegación pesquera de CEPESCA para exponer los inconvenientes que supondría aplicar la prohibición del uso de más de 250 nasas por buque para la captura de crustáceos de aguas profundas. Ello incluiría a diferentes especies de la familia de los pandálidos, como la quisquilla o el camarón soldado del Mediterráneo, de cuya recogida viven alrededor de cien familias.
Por ello, los armadores solicitan que se mantenga la actual limitación de 1.500 nasas para la captura del camarón soldado, dado que “se trata de una especie de rápido crecimiento y, además, presenta altas tasas reproductivas”. Además, respecto a la consideración de la Unión Europea sobre la captura en aguas profundas, recuerdan que las capturas se realizan a una profundidad de entre 140 y 560 metros, “muy inferiores a las que habitan especies consideradas abisales y que registran bajas tasas de crecimiento”.
Esta medida reductora está contemplada en el Reglamento de Medidas Técnicas de la Comisión Europea y, según los armadores, su principal consecuencia sería la “inviabilidad económica de una pesquería, que actualmente se limita a ocho embarcaciones españolas, seis con base en el puerto de Santa Pola”.
La presencia santapolera en Bruselas ha formado parte de la delegación que CEPESCA (Confederación Española de Pesca) ha organizado para mostrar cómo, según los últimos informes científicos, el stock de este pescado se encuentra en buen estado, por lo que “no es necesario desequilibrar la sostenibilidad socioeconómica de este centenar de familias”.