Para José Pedro Martínez, número dos de la lista del Partido Popular al Ayuntamiento de Santa Pola, no sólo no se han creado nuevas infraestructuras a lo largo de estos cuatro años, “sino que se ha tirado para atrás”. Asegura que “no ha habido planificación”, que durante toda la legislatura se ha actuado según “emergencias”. Tampoco hay, dentro del personal municipal, “motivación o estructura en la organización de trabajo”.

A nivel personal, le resulta especialmente duro ver cómo la piscina está aún por licitar. En el primer cuatrimestre de 2015 se pudo resolver el contrato de esta infraestructura (ejecutada al 80%) “para que el Ayuntamiento se hiciera con ella”. Una obra que ha pasado a manos municipales, “sin poner un solo euro en ella, algo que hay que dejar bien claro”, pero que se ha quedado parada, “porque no se ha puesto dedicación, ni decisión, no han sido valientes, porque hay que actualizar el pliego, licitar y poner en marcha”.

Es de la opinión de que ha sido el “miedo” del equipo Gobierno el que ha frenado cualquier tipo de avance, “entre otras cosas, porque existe un contencioso de una reclamación de unos 2.8 millones por parte de la empresa. Eso les ha paralizado, pero el Ayuntamiento tiene ganada a futuro. Eso debería de haber sido trasladado al pliego de licitación para, la empresa que se encargara de la piscina, depositara ese dinero en el Ayuntamiento”. Toda vez concluido el contencioso, y en el caso hipotético y poco probable de perder, “el dinero estaría allí para pagar a la parte contraria”.

Aún así, el futuro licitador obtendría una gran instalación por un precio muy competitivo. “La licitación asegura un mínimo garantizado. Por otro lado, el proyecto debería de contar con todo tipo de ventajas para que la empresa concesionaria pudiera implementar mejoras en el mismo”.

Espacios privilegiados
Tampoco se ha promocionado un espacio privilegiado, como puede ser la zona de la antigua piscina de Santa Pola del Este, “donde lo único que cabe es un hotel”. La parcela, de todos modos, es privada, pero Martínez apunta que “se podría haber negociado con el propietario para la construcción de una instalación hotelera”.

También por esta zona, hay que mencionar que se ha esquivado (por muy poco) la bala de la pérdida del Proyecto de Vatasa. “La situación ha sido insólita”, se lamenta José Pedro, “porque durante cuatro años, teniendo el apoyo unánime de la Corporación, no se ha hecho absolutamente nada”. Se ha perdido el tiempo, algo que no consentirá seguir haciendo el Partido Popular, “pues nos dejaremos la piel para que venga una gran inversión a Santa Pola. Tenemos dos universidades que pueden estar interesadas (Universidad Miguel Hernández de Elche y Universidad de Alicante), más empresarios especializados en ocio y servicios, más una zona de deporte náutico”. Esta idea se engloba dentro del programa popular llamado “Santa Pola Playas Europeas”.

“Poco interés y nula capacidad de gestión” son los dos motivos que alega el número dos del PP para que una idea diferenciadora como esta no haya salido adelante. “Lo que hay que hacer es exigir a Costas que desligue esta zona como martítimo-terrestre para hacer una playa y afectarla a la Conselleria de Puertos. Siendo una zona anexa portuaria, el marco jurídico para desarrollar un proyecto es más confortable. Lo único que pedimos en el mes dos de esta legislatura a punto de terminar fue precisamente eso, presentar un proyecto”. Gracias a la colaboración de varios expertos y profesionales, el PP presentó un anteproyecto “que podría haber servido para tener vía libre a la apertura de expediente”. Ese era el camino, “más mucho tesón, muchas visitas, muchas reuniones... los sueños hay que perseguirlos. Sentados en un despacho no se consigue nada”.

Residencia inhábil
Tampoco se ha actuado sobre la residencia de ancianos abandonada. Mucho se dijo en los diferentes programas de los partidos que conforman el equipo de Gobierno local pero, a día de hoy, ni hotel, ni zona pública de servicios. “Es lamentable”, abunda Martínez, “triste y lamentable que no se hayan sentado a negociar con las partes implicadas: una entidad financiera, que tiene la hipoteca sobre la concesión y el concesionario deudor de la hipoteca. El Ayuntamiento podría haber mediado entre las partes para terminar haciéndose cargo de unas instalaciones que costaron más de seis millones de euros. El coste de adquisición podría haber sido, en aquel momento, casi un 50% inferior”.

Hace cuatro años, cuando el edil ostentaba la cartera de Hacienda, “teníamos autorización para invertir hasta dos millones. Ahora, que está más deteriorado, valdrá menos. Pero no han tenido capacidad negociadora, dejando a la justicia que sea quien marque los plazos. Este es un claro ejemplo que denota la falta de capacidad y de liderazgo de la alcaldesa”.

En ningún momento, no ya con lo refrente a la residencia, “sino en cualquier tipo de proyecto, han sido capaces de pedir colaboración o ayuda. Ellos han funcionado a base de decreto de emergencia, cuando la situación les ha apretado el zapato. Aquí no se han anticipado, se han dejado llevar por las circunstancias y no han tenido interés”.

Las perspectivas de ese edificio son muchas: desde volver a su función de geriátrico, hasta pasar a ser un hotel, “punto este último que generaría unas plusvalías importantes, porque puede salir una licitación pública de un proyecto con más de doscientas habitaciones. Con este dinero conseguido, se podría reinvertir, o construir, entre otras cosas, un nuevo centro cívico con capacidad suficiente”.

¿Dónde está lo nuevo?
Esto es sólo algún repaso puntual de lo que quedaba pendiente, sin embargo, preguntado sobre si han generado algunas nuevas, es tajante el político popular: “cero. Ninguna”. Las dos únicas que han firmado y recepcionado durante esta legislatura “son las que estaban proyectadas y con la financiación conseguida por el PP: el puente y la estación de bombeo de Gran Alacant. Proyectos que se han encontrado listos para dar al play”.

Sobre la fachada litoral, y el desaguisado previo ejecutado en el centro, José Pedro Martínez lo califica que “fracaso total y absoluto”. “El único proyecto que han tenido ha sido el mal llamado Plan de Humanización. En teoría, se habló de realizar unas obras básicas en el pueblo, como pavimentación de la calle y arreglo de algún paseo. González Vicén es una chapuza, el centro, también. Han empezado la casa por el tejado y, si el objetivo era adecentar y adecuar la fachada marítima, pues no han hecho absolutamente nada”.

De la Avenida de Salamanca, no se sabe nada. “Arrancado estaba por el PP y había fondos de la Diputación para ello. A día de hoy, no está rematado. ¿Por qué? Porque las cosas hay que proyectarlas, financiarlas, licitarlas y ponerlas en marcha... hay que trabajar, cosa que no se ha hecho”.

Con el dinero hemos topado
A comienzos del año 2015, el Partido Popular deja aprobado un Presupuesto Municipal que ellos calificaron como expansivo, con un techo de gasto que permitía la inversión. Hay que esperar a finales de 2016, casi dos años después, para ver el primer Presupuesto de la actual Corporación, “dos años trabajando con nuestras cuentas y, cuando aprueban las suyas, metieron la pata hasta el corvejón. Nada, cero inversiones, cuatro cosas de mantenimiento y otras cuatro ideas que han sido incapaces de desarrollar”.

Pero, el principal problema para este experto en número, no es el desarrollo o no de ideas, “sino que han bajado el techo de gasto. Cuando esto ocurre, se condiciona el del año siguiente. El Estado no permite superar en más de un 2% la tasa de referencia del año anterior. Es decir, si has gastado 25 millones, al año siguiente sólo puedes crecer en gasto 500.000 euros. No puedes crecer a 27 millones de gasto, aunque tengas ingresos suficientes para cubrirlo”.

Deuda y techo de gasto han de saber ser manejadas para poder llevar a cabo inversiones, “y ser valientes, porque uno puede licitar cosas, emprender proyectos, y que surjan imponderables. Más en el caso de nosotros, que pasamos la época que pasamos”.

Explica Martínez la “deriva” económica de un Ayuntamiento que ha de esperar a diciembre de 2016 para aprobar un Presupuesto que se repite en 2017: “lo mismo, pero en septiembre. Como en 2016 bajaron tanto el gasto, 2017 no tenía crecimiento. Otro más por lo bajo de las necesidades reales”. Cuando entra un nuevo concejal, Pablo Carbonell, comienza a trabajar en las Cuentas de 2018 en el mes de noviembre de 2017, “y tardamos casi un año en aprobar, en diciembre de 2018. El de 2019 se quedará sin hacer. Han estado cuatro años gobernando, dos con el Presupuesto de 2015 del PP y uno con el del tránsfuga Ignacio Soler. Sólo llevamos unos meses con el del señor Carbonell”.

Esta forma de entender la caja pública es una clara “pérdida de oportunidades”, que el PP sí que estamos dispuesto a recuperar. “Creo que tenemos la obligación de volver a ilusionar. Vamos a dejarnos la piel, porque buscaremos todos los recursos, tanto internos como externos. Tenemos experiencia en la gestión pública y tenemos imaginación. Tesón y dedicación”. Y, especialmente, “contaremos con la empresa privada para plantea iniciativas. El ejemplo de éxito se encuentra en el Paseo Adolfo Suárez, que se ha convertido en un foco de atracción turística”.

Terminando de apuntar, se quedaron unos 800.000 euros pendientes de invertir fruto de este mentado paseo, que irían destinados a la Lonja de Arrieros, “pero dependía de Conselleria. Nosotros teníamos un acuerdo, pero el Pacto del Botànic no ha cumplido y ha sido destinado a otra cosa. En la Administración prima el criterio de caja única, así que se ha ido a otros fines. ¿Por qué? Porque tampoco han llegado a un compromiso o se ha presentado proyecto alguno”.