Como manda la tradición y costumbre, este jueves tuvo lugar el anhelado Cambio de Joyas a la Virgen de Loreto. Una fecha que siempre se mueve entre los últimos días del mes de agosto, auténtica antesala litúrgica a las Fiestas Patronales y esperadísima por centenares de santapoleros y visitantes, que rinden visita y contemplan, entre otras cosas, el cambio de Corona. Todo ello, sin mencionar las colas ante su Ermita que, arropadas por la débil sombra de la fachada sur, recogían a centenares de personas de todas las edades.
El fervor y la devoción a la Alcaldesa Honorífica y Patrona de Santa Pona no es sólo una impresión general, pues las Camareras de la Virgen de Loreto (mujeres que abnegadamente trabajan los 365 días del año para que tanto su Ermita como su Imagen se encuentren en brillantes condiciones), lo confirman: “sobre todo de madres jóvenes, que nada más tener a sus niños ya preguntan cuándo se baja a la Patrona para presentárselo a la Imagen. Aunque la fecha oficial para ello es el 2 de febrero, aprovechan el cambio de alhajas para que el infante reciba su particular bendición”.
Ésta es la primera de las bajadas en el calendario pues, se deja pasar la Venida de la Virgen, el 10 de diciembre, se deja pasar la Navidad y, en febrero, se realiza un cambio de corona, eso sí, a puerta cerrada.
Declaran las Camareras que es en Fiestas cuando más gente acude a visitar a la Virgen de Loreto, “pero la presencia de los fieles es constante durante todo el año. El día de la Procesión, ves gente de Santa Pola que no has visto en todo el año. Además, al ser festivo el día 8, todos aquellos que trabajan pueden acudir en exclusiva. El Castillo, a la hora de la Misa, está lleno, haga el calor que haga”.
Pero no sólo es una manifestación religiosa, “es algo popular, que nos define como santapoleros. Y, hay que recordar, casi todas las excursiones de extranjeros que pasan por el Castillo se detienen, bien por curiosidad, bien por fe”.