La Guardia Civil se erige como una de las instituciones españolas más valoradas y, no en vano, pues los medios con los que cuentan y las acciones que son capaces de llevar a cabo rallan en la más pura película de acción. Dentro del aperturismo que caracteriza a la Benemérita desde hace unos años, este cuerpo de seguridad mostró a casi 1.300 alumnos de Primaria de Santa Pola cómo realizan algunas de sus tareas diarias. Una de las más espectaculares: el aterrizaje de un helicóptero en el campo Manolo Maciá.
La mañana se abría con uno de los platos fuertes, el aterrizaje del helicóptero que salía desde Valencia y que dejó en vilo a los asistentes dadas las dificultades añadidas que la lluvia y el viento añadieron a su maniobra de aterrizaje. Y para hacer más bonito e interesante el momento, el helicóptero realizó diversas maniobras de exhibición antes de tomar tierra.
Los niños contuvieron la respiración al observar cómo un robot desactivaba explosivos de una mochila y cómo un artificiero remataba la táctica, para posteriormente abrir la boca sorprendidos al ver la lancha motora, los trajes de buzo y los detectores de metales que utiliza la división subacuática de la Guardia Civil.
Ya que las bocas se abrían de asombro, con la siguiente exhibición siguieron abiertas, pero esta vez con carcajadas al ver a dos profesoras vestidas con el traje antitraumas y embestir contra ellas en una simulación de lucha para comprobar cómo esta indumentaria puede conservar la integridad física de los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic) incluso ante multitudes enfurecidas.
Un poco más cerca de la realidad de Santa Pola, la Guardia Civil simuló la detención de un ladrón pillado in fraganti en el robo de los diplomas que acreditaban la asistencia de los niños a esta jornada de exhibición. Y también cerca del día a día de cualquier localidad, se mostró cómo uno de los perros de la Unidad Canina es capaz de detectar sustancias tóxicas como el cannabis, el hachís u otros estupefacientes.
Esta jornada inolvidable en la que los niños estamparon su huella dactilar, se hicieron fotos memorables y se llevaron un diploma a casa, estuvo organizada por el Ayuntamiento de Santa Pola y la Guardia Civil, mientras que Carrefour aportó los almuerzos.