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La Calle de la Cruz congrega experiencia y vitalidad en sus fiestas

 
Viernes 3 de mayo de 2019 0 comentarios
 

Continúan las Fiestas de la Calle de la Cruz. Hoy, a partir de las 14.00 horas, Comida de Hermandad para los vecinos y vecinas de la calle. Por la tarde, le llega el turno a los actos más litúrgicos. A las 19.30 horas, Romería, desde la Parroquia, pasando por la calle Iglesia, Elche, Glorieta y, finalmente, calle de la Cruz, donde se celebrará una Misa Cantada por el Coro Los romeros. A las 21.30 horas, chocolatina con fogasetas y, a las 21.30 horas, Sopar del Cabasset. A partir de las diez de la noche, llega la ambientación musical. Para el 4 de mayo, a las 18.00 h., Campeonato de chinchón.

El día 1 de mayo, día grande de los festejos, acogió la inauguración, pasacalles y concurso de decoración de fachadas, además de la actuación de la Coral Villa de Santa Pola, ya por la tarde. En la inauguración, Conchi Campa, presidenta de la asociación de vecinos, quiso agradecer la labor de todos los implicados, indicando que llevar todo esto a buen puerto supone “un trabajo duro, de mucho tesón. Los hay quien critican, pero que sepan que, desde abajo a arriba, todas las zonas son iguales”. Añadió que son muchas las empresas que les ayudan, “nunca dinero, y cada uno hace lo que puede. Este año necesito que aplaudan a dos de ellos, al Horno Carmen y Bueníssimo, que se nos han colado las fotos”.

Una calle especial
También presentó a Yolanda, su amiga, que fue la encargada de leer el pregón. A su vez, al primera edil agradeció la confianza depositada en ella, indicando que “para mí, la calle de la Cruz ha formado una parte importante de mi desarrollo como persona y vecina. Nuestras costumbres, tradiciones, hacen pueblo y las fiestas de esta calle se han convertido en parte fundamental de la tradición recuperada, del esfuerzo, de la ilusión de quien vive en una calle tan especial como esta y de los santapoleros que disfrutamos de unos días de vecindad. Unidos por la ilusión de compartir momentos y vivencias de antaño, con la pasión de hoy (que se demostró anoche, en el Sopar de Cabasset)”.

Muchos son los recuerdos de la calle que le unen a ella, desde acudir con su abuela a ver los “numeritos de ciegos”, y también con su iaia Luisa subir a ver el Viacrucis, o cuando tenían que alquiler su casa en verano, "porque eran tiempos de necesidad” y se iban a casa de Manola, “donde mis hermanas y yo pasábamos dos meses. Yo veraneaba en la calle de la Cruz”. Tardes enteras jugando con los niños y niñas, “sobre todo con mis primos y primas, que me hacían sentir que éramos unos más entre sus amigos. Tardes en la papelería de Manuel con sus hijas, sentada, haciendo sobres de estampitas”.

Vecinos y vecinas de la calle, que siempre “nos acogieron como a unos hijos, especialmente con el fallecimiento de la iaia. Ellos supieron estar unidos, y me gustaría dedicar a mi tío Pepito, que no están con nosotros, una parte de este pregón. A mi tío Manolo, darle las gracias por su cariño infinito, ejemplo para mí de esfuerzo y constancia”.

A Ca Poldo
Ya algo más mayor, “aunque no mucho, porque ya salíamos a hacer recados con siete y ocho años, me enviaban a hacer recados ‘a ca la Susi’, y con un trocito de tela de muestra tenía que traerle cualquier hilo que no fuera diferente para poder acabar lo que se le había quedado a medias. ¿Hasta allí tengo que subir?”. De su adolescencia, recuerda las tardes estudiando en casa de Pepi, “a ca Poldo, estudiando sin fin para poder terminar el curso sin ninguna asignatura pendiente. Horas haciendo trabajos y esperando que Paquita, la Teta, preguntara cómo íbamos”.

Subir con su hermana Luisa y el carro de la compra, “con una lista interminable, como la calle, que se nos hacía eterna, al Ecomar, a hacer la compra de la semana. Cómo han cambiado los tiempos”. Se recordó de cajera en Poldo, “con falda roja, blusa blanca de rayas, y pajarita. Comernos el bocadillo en el almacén, saludando a los vecinos y vecinas y hablando de todo aquello que nos había pasado durante el día. Ros Mari, Pepe y yo haciéndonos confidencias y labrando una amistad. Junto a Curro, el marido de Ros Mari, que nunca dejará de existir, porque el cariño que nos une es inmenso”.

Ya casada, fue su calle de paso, para visitar a su suegra Pepita en la calle Santo Tomás, para pasar muchas tardes riendo con ella, “hablando de las ocurrencias de sus nietos, que la llenaban de vida”. Quiso hacer una mención especial a su padre, Pepe el Seva, de cuya mano subía a la sede (del PSOE) “a acompañarlo en los momentos felices de victoria y en los tristes de derrotas, pero siempre con la ilusión de trabajar por y para su pueblo. A él le debo todo, incluso el estar hoy aquí, porque sin sus valores o educación no habría sido posible”.

Emblemática
Esta emblemática calle es parte fundamental de cada uno de nosotros, sobre todo por sus gentes, muchas de ellas amigos de corazón, “que me han permitido compartir con ellos momentos inolvidables”.

En materia de homenajes, Ramona Álvarez ha sido galardonada con la placa conmemorativa a “mujer con más experiencia” de la calle, aunque, como indicó ella, “hay otras que son mayores que yo, pero por problemas de salud, o por otros motivos, pues me ha tocado a mí. Pero por tan sólo dos meses más con respecto a la siguiente, que nadie piense que soy la enchufada de la calle”.

 
 

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