LITERATURA
 

La Biblioteca Central celebra su 50 aniversario al servicio del pueblo de Santa Pola

 
Viernes 5 de octubre de 2018 0 comentarios
 

La mayoría de la población no sabrá que ‘La expedición de Kon-Tiki’ se convirtió en el primer libro que se ha registrado en la Biblioteca de Santa Pola. Con este ejemplar se abrieron las puertas de uno de los templos más preciados para cualquier alma que ame la literatura. Cruzar las puertas de la biblioteca y sentir el olor a libro, junto con la paz que se respira en este lugar, es uno de los mayores placeres para un buen lector que acude a la Casa de Cultura para coger prestado un libro, un CD o una película. El 10 de octubre de 1968, fecha en la que se inauguró la biblioteca en el lugar que ahora ocupa el Baluarte del Duque, la primera persona que se inscribe y recoge su carnet es Tomás Buades, alcalde de la localidad en aquella época. A él se unieron todas las fuerzas vivas del momento, como concejales o profesores. La biblioteca era tan pequeña que los chicos iban unos días y las chicas otros.
“El problema de la biblioteca, como el de casi todas, siempre es un problema de espacio. Del Baluarte pasa a la fachada del Castillo, donde había dependencias que daban a la calle para la compra de billetes de autobús, una unidad de la policía municipal, quinielas y apuestas, y había una escalera que subías a la biblioteca donde no había ventanas a la calle sino que era a la plaza. Ya es en 1983 cuando se construye la Casa de Cultura y se traslada la biblioteca ahí. Había una cosa clara: que dos de las partes fundamentales de la misma iban a ser el salón de actos y la biblioteca. Se destina toda la tercera planta para la biblioteca, con servicios que ahora han cambiado y otros que se modifican”, explica Marián Sempere, Jefa de Negociado de Bibliotecas. La biblioteca ha ido ampliando espacios conforme ha pasado el tiempo, y es que antes tenía una zona de depósito que se utilizaba de sala para dar clase. En el año 1998 la biblioteca infantil se traslada al Centro Cívico por el mismo problema que siempre acarrea la Biblioteca Central: la falta de espacio. Esto supuso que la población adulta volviera a acudir al edificio, pues ya había una clara distinción entre cuál era para la edad infantil y cuál para la edad adulta.

Primer gran cambio
La Biblioteca Central el gran cambio que sufre llega cuando se pasa de realizar todo el trabajo a mano a la utilización de la máquina eléctrica, haciendo copias con papel de calco para pasar, unos años después, a la revolución total y absoluta que significó trabajar vía internet con los programas informáticos de la biblioteca en el año 2001. “Ahí es cuando desaparece un mueble que la gente le tenía mucho cariño: el fichero. Eso es el gran cambio revolucionario para la biblioteca, pues significa la ampliación de espacios y la entrada de las nuevas tecnologías. Ya son conscientes de que a veces deben adaptarse a las demandas de la gente y, otras veces, adelantarse a éstas. El concepto de biblioteca ha evolucionado: pasa de ser un lugar donde hay libros a convertirse en un espacio que se prestan servicios. Como es una oferta de ocio se empezó a prestar libros, pero también películas y música”, explica Sempere. Esto supuso un golpe de efecto muy grande que hizo que esa población que no iba a la biblioteca porque no le gustan los libros fuera por la oferta cinematográfica o musical, o simplemente para utilizar el ordenador con la conexión gratuita a internet.Las bibliotecas, como explica Marián Sempere, siempre están cambiando el “chip” para adaptarse a las demandas del público.

Futuro de las bibliotecas

”Nos vamos a convertir en un centro de descargas donde tendremos un trabajo más virtual en cuanto a los libros, lecturas e información se refiere. En cuanto a lo que es el espacio físico de la biblioteca se dirigirá a actividades de encuentro y a oferta cultural, esto ya lo estamos haciendo nosotros y funciona muy bien. Ahora estamos en un momento de ver qué pasa porque se van a producir cambios, hay que ver por dónde van a ir, trabajar mucho a nivel vías redes sociales e internet y luego la biblioteca como espacio para otros servicios”, explica Sempere, a lo que añade que la biblioteca funciona de filtro en cierto modo con los niños que acuden a la biblioteca infantil por ejemplo. Ellos les explican cómo se busca la información por internet, dado que no deben creer cualquier cosa que lean en la pantalla del ordenador sin saber si es de una página fiable o no.
Actualmente disponen de la plataforma eBiblio donde la gente se puede descargar los libros de forma totalmente gratuita durante los 15 días que dura el préstamo. Esto ha significado que parte del público que acudía a la biblioteca físicamente ya no lo haga porque utiliza este método online. Esto supone un replanteamiento de las bibliotecas pues el perfil de los lectores más asiduos a las bibliotecas continúan siendo mujeres mayores de cuarenta años junto con el público infantil. Pero tienen un gran dilema con los adolescentes y es que ellos utilizan la Biblioteca como sala de estudio, por lo que continúan buscando el método idóneo para que utilicen todos los servicios que ofertan desde la Biblioteca Central.

Actividades
En la Biblioteca son conscientes de las demandas de toda la población, sin distinción por rango de edad, por ello realizan diferentes actividades destinadas a cada fase de la vida. Una de ellas son los cursos de informática para la gente que sufre la brecha digital. “Nosotros cubrimos esta necesidad para aquellas personas que no quieren desconectarse, además de ofertar también la enseñanza del uso del teléfono móvil algo que antes no hacíamos y ahora sí. A los cursos viene mucha gente porque tenemos varios horarios y niveles. Lo que conseguimos con estos cursos es que pierdan el miedo a las nuevas tecnologías”.
Asimismo, dos jueves al mes, desde hace ya 15 años, un grupo de 25 personas se reúnen en la biblioteca a las 20:30 horas para realizar una de las actividades estrella de cualquier biblioteca pública: el club de lectura. Aquí comparten opiniones sobre el libro que se haya escogido, disfrutando de la literatura con personas que tienen el mismo hobbie. Pero la oferta de ocio no se queda aquí, y es que desde el año pasado lanzaron ‘Poetas en la Biblioteca’, una idea de Ramón Andreu que consiste en la fusión la poesía y la música. “Nos pareció una idea muy buena que no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente pero sí que ha funcionado y viene gente muy variopinta que nunca había venido a la biblioteca, otros que han venido y se sorprenden. Conocemos a autores noveles, gente que todavía no ha publicado, gente que ya tiene publicaciones, gente rompedora... No bajamos de cuarenta personas, de ahí para arriba. Según la persona que venga, si es más o menos conocida, influye también en el público, pero el día que más gente ha venido hemos sido casi 90 no cabíamos”, comenta Sempere.
“Desde nuestro punto de vista la biblioteca es fundamental, hay gente que no lo ve necesario, que puede vivir sin libros, pero se están perdiendo algo. La biblioteca es un espacio abierto, somos el servicio más abierto de toda la comunidad, donde no hay discriminaciones de ningún tipo, cualquier persona puede venir porque va a ser atendida sin ningún problema y con total libertad. Es un espacio de respeto, abierto y público, este es el gran mérito de las bibliotecas públicas”, sentencia Marián Sempere.

 

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