Año tras año los Moros y Cristianos se van superando para dar más espectacularidad, realismo y brillantez al acto del Desembarco. El público cada vez responde también en mayor número y cientos de personas –algunos de ellos sorprendidos bañistas– vieron las evoluciones de los luchadores de ambos bandos en la Playa de Levante.
La ambientación también contribuyó a realzar el acto y la empalizada que ya se utilizó en el Campamento Nocturno volvió a enmarcar con mayor brillantez la festiva lucha.
Tras llegar, como ya es tradición, las embarcaciones de los moros desde el mar y desembarcar en la playa, se sucedieron los disparos de los trabucos y, a continuación tuvo lugar la lucha de espadas.
Los festeros lucharon como auténticos especialistas de cine. No en vano llevan ideando y ensayando el acto unos seis meses, según han comentado al Periódico Santa Pola.
Un indudable esfuerzo y sacrificio personal, que tienen que compaginar en muchas ocasiones con su horario laboral y con sus obligaciones familiares que luego se ve reflejado sobre la arena de la playa.
El acto se prolongó algo más que otros años como anticipo a la primera de las batallas que se viviría ya ayer por la tarde frente al Castillo en la primera de las Embajadas, cuando los moros luchan para conquistar la Fortaleza al bando Cristiano.