TURISMO
 

El camping Bahía de Santa Pola también ha sufrido el verano de la pandemia

 
Viernes 11 de septiembre de 2020 0 comentarios
 

A finales de mayo y principios de junio, la perspectiva de la desescalada aportaba algo de optimismo de cara al comienzo de la temporada turística; la desconfianza, el miedo y los rebrotes han hecho que el verano haya sido realmente atípico para todos. El cierre de fronteras, cuarentenas en países de origen y los contagios han provocado que la mayoría de turistas internacionales haya decidido quedarse en sus países de origen, hecho muy perjudicial para aquellas zonas que viven del turismo. El camping ha sido uno de los negocios que lo ha sufrido y seguramente de manera más notable lo sufrirá en invierno donde el mercado mayoritario es el de extranjeros.

Así, María Asunción Bonmatí gerente e hija del fundador del camping afirma que la temporada ha sido bastante “floja”, y que se ha notado mucho que la gente tenía miedo de salir de casa y poder contraer la Covid. “La ocupación ha bajado entre un 40% y un 50% con respecto a otros años, entre julio y agosto”. En estos tiempos tan complicados para los visitantes internacionales, se ha apostado muy fuerte por el turismo nacional, y la afluencia principal ha sido protagonizada por viajeros “de la Comunidad Valenciana sobre todo, alrededor de un 85%. El resto han sido turistas de Madrid, de Murcia…”, cuando en años anteriores tenían de toda España cuenta María Asunción. También han recibido la visita de algunos extranjeros que han querido seguir practicando turismo, “pero muy pocos, algunos franceses e ingleses. En mi opinión, tenían un poco de miedo de que cerrasen fronteras y no pudiesen regresar a su país”.

El modelo vacacional que se ha seguido a cabo también ha variado, ya que “el tiempo de estancia se ha reducido mucho. Antes, la gente venía y pasaba dos semanas o incluso un mes. Durante este verano, cuando más afluencia hemos tenido ha sido durante los fines de semana, de viernes a domingo”. Bonmatí explica que la gente llegaba para pasar unos días, y después volvía a su casa.

Así, tras una temporada estival tan atípica y difícil, esperan un periodo de invierno muy difícil, “La temporada de invierno no va a ser muy buena para nosotros. Estos últimos años, hemos tenido la suerte de recibir una gran afluencia de turismo extranjero, de personas mayores que venían buscando el calor de nuestra tierra. Pero creo que este invierno, por todas las circunstancias por las que estamos pasando, continuará el miedo a salir de casa”. Sin embargo, Bonmatí añade que es comprensible, porque “hay que pensar que son personas mayores, y que están corriendo un mayor riesgo”. Confían en que la evolución de la pandemia transcurra de forma favorable para toda la sociedad y poco a poco vaya eliminándose la desconfianza y el miedo por irse de vacaciones, y mientras tanto, continúan trabajando y poniendo todos sus esfuerzos en ofrecer un servicio seguro a todos aquellos que siguen confiando en ellos para pasar unos días en la villa pesquera.

El camping Bahía de Santa Pola abrió sus puertas al público el día 24 de junio del verano de 1965, y no ha parado de crecer y de hacerse una sólida reputación desde entonces. Fundado por Vicente Bonmatí Irles junto con su esposa Argentina Rodes, fue una “aventura”, una iniciativa por parte de ambos de integrarse en el mundo del emprendimiento. Su negocio fue el segundo de este tipo que existió en la villa pesquera en esos momentos, y tras años muy duros, de esfuerzo y gran incertidumbre, el trabajo de toda la familia levantó los cimientos de este entrañable emplazamiento. El camping está ubicado en una finca agrícola conocida como la casa “Encarná”.

El camping cuenta actualmente con 449 parcelas, de las cuales 438 son para acampar y 11 para poder ubicar las mobile homes, casas prefabricadas que se pueden poner en distintos lugares y que se han puesto muy de moda estos últimos años. El Bahía de Santa Pola ha llevado a cabo diversas reformas para mejorar el trato y el bienestar de sus clientes, y precisamente estas mobile homes son una de sus novedades. Según María Asunción, “Hemos creado una forma nueva de alojarse. Nuestra clientela puede disfrutar de todas las comodidades; aire acondicionado, cuarto de baño independiente, televisión o Wi-Fi, entre otros. Y desde luego que no vamos a parar de pensar en crear nuevos servicios y mejorar nuestras instalaciones”. También han remodelado la zona de piscina, contando en la actualidad con tres, y una de ellas climatizada. Esto da la oportunidad de continuar ofreciendo un servicio completo en invierno, así como en verano con el solárium para poder tomar el sol. A su vez, la zona infantil también ha sido remodelada recientemente.

Obviamente, otro de los cambios que ha sufrido el Bahía de Santa Pola ha sido la adaptación de un Plan de Contingencia para hacer frente a posibles situaciones de riesgo. “Las medidas de seguridad que hemos empleado han sido las que la Generalitat, a través de la Conselleria de Sanidad, nos ha ido informando”, explica la gerente del Bahía. “También, desde la Asociación de Campings de Alicante hemos estado recibiendo información continuamente”. Su Plan de Contingencia se ha utilizado como herramienta para “identificar y analizar” los peligros existentes, así como implantar “mejores prácticas en el servicio, en sus instalaciones y con el personal que hace frente al virus”. De forma más concreta, Bonmatí comenta que “hemos limitado los aforos en los sanitarios, implantado turnos de baño en la piscina y desinfección y limpieza diaria de todas las zonas comunes”. El aforo se ha reducido en un 30% aproximadamente en las localizaciones comunes, tales como la cafetería o los baños públicos. Por lo menos, a la hora de acampar no ha sido necesario reducirlo, ya que “la distancia entre parcelas hace posible que no se tenga que limitar”.

Frente a la reducción drástica de plantilla que han tenido que hacer muchos negocios y establecimientos, el camping Bahía de Santa Pola ha reforzado la suya para “asegurar un mayor control en cuanto a la limpieza y los aforos”. Además, para salvaguardar la seguridad y la salud de sus clientes, han dejado de realizar algunas actividades, sobre todo aquellas que podían suponer concentraciones de personas. “Hemos suspendido las animaciones infantiles y alguna que otra fiesta que se realizaba en la piscina”, afirma la gerente, María Asunción Bonmatí.

 

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