ENTREVISTA
 

“De 24 horas que tiene el día 18 se las dedicaba, con total seguridad, a la Policía Local”

 
Viernes 19 de octubre de 2018 0 comentarios
 

La Policía Local de Santa Pola ha contado durante cuarenta años con los servicios de Pascual Linares, un santapolero de corazón que entró al cuerpo de policía en 1978. Ha aportado al municipio su pasión por su trabajo, su implicación con todos los asuntos del pueblo y su capacidad de sacrificio. El pasado mes de septiembre, con 63 años, llegó el momento de jubilarse para dar paso a otro estilo de vida más tranquilo y sosegado, con cuatro décadas de dedicación absoluta a la Policía Local a sus espaldas.

¿A qué se dedicaba antes de ser policía?

Trabajaba en el calzado en Elche, de ahí me fui al servicio militar y cuando vine empecé a plantearme el convertirme en policía. Me enteré que había unas oposiciones, que empecé a prepararlas y tuve la suerte de poder entrar a la Policía Local. Pedí la excelencia por un año en la fábrica porque era un mundo nuevo para mí por si no funcionaba pudiera volver. Al año siguiente decidí quedarme porque me gustaba, y eso que los comienzos fueron muy difíciles porque estamos hablando de hace 40 años. Los medios con los que se contaban no eran lo que son hoy en día, yo salía de servicio a las seis de la mañana y cada dos horas tenía que pasar por la base, que estaba en el Castillo, para ver si había pasado algo porque no podíamos comunicarnos de otra manera. Después ya vinieron las transmisiones, teníamos un coche y poco a poco íbamos avanzando. También hubo una época donde la heroína causó estragos en Santa Pola, por el gran desconocimiento que había. Al principio éramos trece personas en plantilla y cubríamos los tres turnos: mañana, tarde y noche. Fermín era el sargento jefe cuando yo entré a trabajar. Libraba un domingo cada tres meses. A mí me gustaba mucho la policía. Yo vivía por y para la policía.

¿Qué fue lo que le motivó a convertirse en policía?

El servicio, el día a día en la calle, veías a la gente que pedía ayuda, preguntas, asesoramiento y veías que ayudabas a la gente y te reconfortaba el saber que daban las gracias. De las 24 horas que tiene el día yo le dedicaba 18, con total seguridad, a la policía. Luego en el 79 u 80 estaba Francisco Conejero y me propuso de secretario del juzgado de aquí de Santa Pola y estuve dos años con el juez Don Vicente Catalán Brau compaginando esto con la policía. Trabajaba por las noches con la policía y por las mañanas en el juzgado.

Cuarenta años de servicio dan para mucho, pero ¿cuáles serían las situaciones que más le han marcado a lo largo de estos años?

Ha habido dos accidentes que me han marcado. Uno fue a las seis de la mañana en la cuesta de la nacional, donde murieron tres personas dentro de un coche que estaba ardiendo. Estuve una temporada que me venía siempre a la memoria la imagen de estas personas pidiendo ayuda y tú no podías hacer nada porque el coche pegó un estallido, pero al final logré sobreponerme. Y el segundo fue hace seis años en Gran Alacant, llegamos y estaba todo lleno de fuego por todas partes. Fue una situación bastante complicada porque había una persona dentro y mi compañero Jesús Lahoz y yo no dudamos en intentar sacar con vida al señor inglés que estaba atrapado. Al final pudimos sacarlo con vida de aquel lugar, aunque tenía más del 30% del cuerpo quemado. No lo pensé dos veces porque pensaba que era mi obligación y mi deber salvar al hombre. Ya en frío piensas en la situación y ves que podrías haberte quedado ahí, pero son décimas de segundo lo que tienes para decidir qué hacer. A raíz de esta intervención nos concedieron la Medalla al Mérito Policial con Distintivo Rojo.

¿Hay diferencias en el papel de la Policía Local del pasado y el de ahora?

Diferencias hay muchas. Hoy en día la Policía Local no tiene ni punto de comparación porque forma más parte de la sociedad, la gente te busca más que antiguamente, desempeñas un papel de psicólogo, enfermero… Tocas todas las facetas que antes no se hacía. Antiguamente la gente te miraba desde el lado represor, hoy en día eso no existe porque estás en la calle para ayudar y proteger al pueblo. Recuerdo que se puso en práctica, no hace muchos años, la unidad escolar debido a los problemas que había en los institutos de drogas y absentismo. En un principio fuimos yo y mi compañero Rubén, al que quiero hacerle un agradecimiento, a los institutos y los chavales pensaban que no tenían que hablar con nosotros y que éramos represivos. Al cabo de un año conseguimos introducirnos en la vida de los estudiantes y cualquier problema que tenían venían a contárnoslo y pedirnos ayuda. La cercanía y el estar allí diariamente implicándonos en sus problemas e intentando ayudarles, hacía que poco a poco captábamos su confianza. Recuerdo que una chica de 15 años que llevé al Tribunal Superior de Menores, la dejé ingresada y cuando me despedí de ella me dio dos besos. Después, estuve de vacaciones en Sevilla, porque era de la zona de Andalucía, y vino a buscarme para darme una medalla de la Virgen de una de las procesiones que se hacen allí.

Además de esa distinción también obtuvo la Medalla al Mérito Policial con distintivo Rojo, ¿ha recibido alguna más?

Sí, tengo una felicitación pública de la Generalitat por la Unidad Escolar. Hay que tener en cuenta que no existía un modelo de este tipo a nivel de la Comunidad Valenciana. Los directores de los institutos estaban encantados con nosotros porque veían el trabajo preventivo que estábamos realizando. El Director de Interior de la Generalitat vino a hacer una visita y nos la concedieron a Rubén y a mí. Esta unidad como tal ya no existe hoy en día, pero los problemas de los chavales y los institutos se siguen llevando desde la Policía Local, al contrario que antes que nos llamaban directamente a alguno de nosotros dos. Éramos el filtro.

¿En algún momento sintió miedo mientras ejercía su profesión?

El que diga que no tiene miedo se engaña a sí mismo, porque miedo siempre tienes. Yo pasé una época que, por intervenciones peligrosas, yo salía de mi casa a las seis de la mañana y cuando llegaba a la jefatura yo tenía que llamar a mi mujer por teléfono para decirle que estaba aquí. . Recuerdo un atraco donde hubo un fallecido en el banco de Alicante y llamaron a mi mujer para preguntarle qué me había pasado, cuando yo estaba durmiendo. Quiero hacer hincapié en que las mujeres de los policías se merecen un monumento porque sufren igual, o incluso más, que los policías.

¿Cómo recuerda el día del atentado a la casa cuartel de Santa Pola? ¿Estaba de servicio?

Yo esa tarde no trabaja y estaba en el coche con mi mujer por Las Salinas y vimos un humo, como si fuera de una bomba atómica, y me vino a la cabeza la idea de un atentado porque las zonas costeras estaban amenazadas desde hacía unos años. Entré por Rocas Blancas y lo que se veía era dantesco. Lo primero que hice en ese momento fue cambiarme de ropa e ir corriendo al lugar. Recuerdo perfectamente que estuve 48 horas sin ir a mi casa, no eras consciente del tiempo que estaba pasando. Sentía rabia e impotencia contenida, luego estuvo el operativo en las playas con el aviso de bomba que tuvimos que desalojar. Además, hasta que no me dijeron que me fuera y descansara no me fui, pero me reincorporaba a las cuatro o cinco horas. Fueron momentos muy duros. Ese día había dos compañeros que se encargaban de regular los semáforos de la diputación para evitar colapsos en el tráfico, pues tuvieron la suerte de que en la Calle Mestre Alfosea se formó un tapón y fueron allí justo cuando estalló la bomba. Si llegan a estar en su puesto seguramente no habrían sobrevivido. Afortunadamente la banda terrorista ya ha desaparecido y los veranos estamos más tranquilos.
Además, recuerdo una explosión en el Bar Las tres carabelas, donde nos avisan de que iba a haber una explosión en esa zona a las tres de la mañana y se activa el operativo antiterrorista. Como no encontrábamos nada, a las 03:30 se desalojan las pocas viviendas que había habitadas, porque era invierno, y el jefe del operativo de la Guardia Civil manda a salir a todo el mundo del edificio. Me acordaré toda la vida que llegado el momento era como un reloj de precisión con la cuenta atrás, y a las tres se produjo la explosión, que no fue muy grande. Esto también se atribuyó a ETA, fueron momentos muy duros donde había mucha presión. También recibimos una llamada donde afirmaban que habían colocado una bomba en el Palmeral, en una noche donde se estaba celebrando la elección de la reina. Vinieron los expertos y analistas para comprobarlo, y dijeron que era una falsa alarma. Y así fue. En ese momento tan solo se enteraron el Alcalde y el Concejal de la Policía. En esa época se produjeron muchas falsas alarmas de aviso de bomba.

¿El pueblo reconoce bien el trabajo que desempeña la policía?

Hoy en día sí, salvando las excepciones que pueden haber, pero el pueblo te lo reconoce y te lo agradece. De alguna manera también te gusta porque, al igual que te dan palos cuando haces un trabajo desagradable por determinadas circunstancias, también te gusta que cuando haces una intervención te lo agradezcan. Aunque yo no lo hacía buscando el reconocimiento, sino que era mi deber y lo que quería hacer. La sociedad ve que estás ahí en todo momento y lo agradecen.

¿La delincuencia en Santa Pola ha disminuido?

Pienso que ha aumentado, no por dejadez de las fuerzas de seguridad, sino por la evolución de la población que ha llevado a eso. También es verdad que la delincuencia que había antiguamente a la que hay ahora es muy diferente. Hace años era más potencialmente peligrosa, porque hoy tienes muchas armas donde puedes gestionar y averiguar lo que está sucediendo. Antes no tenías esos conocimientos, se iba a ciegas, ahora hay más población y más tipos de delitos. La solución que había era encerrarlos un par de horas en el calabozo, algo que actualmente no se puede hacer porque tiene que haber una denuncia o un motivo grave para poder detener a una persona.
¿Su trabajo le ha afectado en su ámbito familiar?
De alguna manera sí que ha afectado. Cuando yo llegué a la policía lo hice sin que mi mujer estuviera de acuerdo. Hemos pasado momentos difíciles de tener que ir al trabajo cada día por un camino diferente, mirando a todos lados para ver si había algo raro. Mi hijo, cuando cumplió los 18 años, le propuse presentarse a las oposiciones a policía pero no le gustaba y decidió convertirse en profesor. Además, era una profesión que no la quería nadie porque no estaba bien remunerada al principio y no fue hasta el 79 cuando empezó a subir el sueldo.

A parte de su carrera como policía, ¿a qué otras facetas de la vida le ha dedicado tiempo?

Al deporte le he dedicado tiempo. En el 79 al hermano de mi mujer le llevaba a todas las carreras que había por aquí, aunque él empezó en el fútbol. Yo cree el club de atletismo con tres o cuatro compañeros más, en el que estuve veinte años de presidente. Después llegó un momento en el que dejé paso a personas que estaban más habituadas y mejor preparadas que yo para llevar un club, por lo que Roque se hizo cargo de él y yo seguí a su lado hasta que ha pasado lo que ha pasado que todos conocéis.

Y ahora que tiene más tiempo libre, ¿a qué se dedicará?

Voy a dedicarlo a la bolsa: bolsa de la compra para arriba, bolsa de la compra para abajo. Ayudaré a mi mujer, que todavía no se ha jubilado, por lo que el amo de casa voy a ser yo. Además de pasear e ir al campo donde siempre tengo algo que hacer, este lugar ha sido una salvación para mí. Ha sido lo que me ha ayudado a sobrellevar el año que en el que he estado suspendido de alguna manera.

¿Cuál es el momento más alegre y más triste que recuerda?

El más alegre ha sido el día de mi jubilación, mientras que el más triste fue el fallecimiento de Sebastián García. Un oficial, compañero mío, que tenía 38 o 40 años, un deportista nato que venía del polideportivo Xiprerets y le dio un infarto que cayó fulminado al instante. Ese fue uno de los días más tristes de mi carrera, porque me afectó bastante.

¿Qué cambios supusieron el cambio de instalaciones en la jefatura de policia?

Hay que tener en cuenta que el cambio del Castillo al Ayuntamiento ya fue algo muy radical, pero de alguna manera quizá se quedó pequeño en dos-tres años porque en el Castillo no teníamos taquillas, ni duchas, las condiciones eran pésimas. Cuando pasamos al Ayuntamiento ya fue un cambio que pasamos de la noche al día. Ya las dependencias de allí ya fue la ‘repera’, teníamos espacio, gimnasio, galería de tiro, y unas buenas condiciones para realizar el trabajo diario.

¿Recuerda una situación parecida entre los sindicatos de la policía y el equipo de gobierno?

Nunca. He trabajado con seis alcaldes diferentes de índole y color distinto y nunca me ha pasado lo que me ha pasado ahora. Con Francisco Conejero esto no habría pasado, porque este hombre habría preguntado primero y era un alcalde socialista como la que está ahora. Yo me he dedicado a hacer mi trabajo, sin importar el color que estuviera en la alcaldía. Esto es una incongruencia, no tiene sentido y no hay por dónde cogerlo. Lo lógico es que si tú ves algo que no es correcto hagas una investigación interna y, después si ves una irregularidad ya vas al juzgado a denunciarlo. ¿Pero así sin ton ni son vas a denunciar? Pienso que a nosotros nos ha salpicado por la política porque si no hubiese estado el hermano del anterior alcalde en la policía, esto no hubiese pasado. Yo a mis compañeros de profesión los admiro mucho, pero a mí me han demostrado que si esos son los patas negras lo siento mucho, pero no tienen ninguna base para proceder a una detención. Ellos dicen que sí, pues el juzgado decidirá, pero creo que más de uno se tendrá que tragar todo lo que ha soltado. Cuando llegue el momento y el juez nos absuelva, porque no hay nada, lo que más me duele es que las personas responsables no lo van a pagar porque lo va a pagar el pueblo.
La policía ha sido siempre una gran familia, yo recuerdo que cuando empezó a entrar la gente más joven nosotros todos los meses una noche nos íbamos a cenar todos los compañeros. De alguna manera el problema de uno lo hacías tuyo y eso hacía una unión enorme. Hoy en día, a raíz de esto, siempre habrá un antes y un después y no volverá a ser nunca lo que era. Hoy hay gente enfrentada por la política y antes no ocurría, porque tenías las ideas políticas que tuvieses pero sabías diferenciarla en el trabajo.

¿Cree que se esta intentando politizar a la policía local?

Claro, hay un refrán que dice “divide y vencerás” y es lo que han hecho.

¿Piensa que el actual equipo de gobierno esta intentando descabezar a la Policía Local con fines partidistas?

Totalmente de acuerdo, y ha pasado porque está el hermano del anterior alcalde. Ellos han ido a por el alcalde y esto son daños colaterales. Me ha tocado a mí, a Roque y Alfonso porque, de alguna manera, somos los que estamos más relacionados directamente con el hermano del ex alcalde.

Algo que quieras añadir o algún tema que te gustaría comentar.

Dar las gracias al Periódico y al pueblo de Santa Pola, aunque pienso que no me merezco tanto, porque siempre he intentado cumplir con mi trabajo y, si he fallado en alguna cosa pido perdón. He intentado dar todo, el máximo de mí.

 

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