REPORTAJE
 

Como unas segundas hijas

 
Viernes 1ro de marzo de 2013 0 comentarios
 

Para mí es como mi hija”, comenta Emi Garri Bonmatí. Se refiere a Laura Ocaña, la auxiliar de Ayuda a Domicilio que desde hace un año acude a su casa. Emi cuida a su padre Manolico –que padece una enfermedad neurodegenerativa, Esclerosis Lateral Amiotrófica– y a su madre Paquita, que tiene Alzheimer y el apoyo de Laura es para ella ya indispensable. “Aparte de la ayuda que me aporta, me sirve de terapia psicológica, se puede decir que es la alegría de la casa, en cuanto entra por la puerta ya provoca la sonrisa de todos”, comenta Emi Garri. Laura Ocaña explica que su labor de ayuda a domicilio va mucho más allá de las tareas domésticas. “Muchas personas creen que nos dedicamos solo a limpiar casas, pero no es así, incluso cuando voy a limpiar a una casa la mujer que está allí y vive sola está todo el tiempo detrás de mí porque lo que más necesitan es compañía”, comenta. Así, también colaboran desde el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) en la higiene personal de los beneficiarios, les sacan a pasear a la calle, les acompañan al médico o a hacer gestiones y, sobre todo, les hacen compañía. “Yo voy a una casa en la que la mujer que vive está bien física y mentalmente y lo único que quiere es que la hora en la que estoy allí hable con ella”, comenta.
La cooperativa de Ayuda a Domicilio presta su apoyo a las personas que lo requieren y se dirigen a Servicios Sociales. Sus técnicos valoran cada caso y determinan si les corresponde la ayuda o no y cuántas horas a la semana.
“Yo empecé con menos, pero a medida que la enfermedad de mis padres se ha ido agravando, me han concedido más tiempo, ahora viene Laura una hora y media diaria, pero me haría falta que volviera también por la tarde ya que es muy complicado atenderlos a los dos yo sola”.
Así, Laura va a la hora de la comida, ella se encarga de darle de comer a Paquita mientras Emi atiende a Manolico. “Antes podía estar hasta las 4 de la tarde y no había conseguido darles de comer, hay que tener mucha paciencia y no todos los días son iguales”, comenta la hija. “Gracias a Laura me voy defendiendo, pero es muy complicado, por ejemplo, cuando los dos quieren ir al aseo a la vez”, añade Emi Garri.
“Para mí es un trabajo muy gratificante, es como un dos por uno, trabajas y te ganas la vida y, al mismo tiempo, ayudas a la gente”, comenta la auxiliar. Y esa vocación por su trabajo se refleja en las caras de Paquita y Manolico quienes, a pesar de sus enfermedades, se muestran alegres con Laura. “Yo no puedo llegar a una casa triste, con este trabajo aprendes a relativizar tus cosas si yo tengo un simple resfriado no puedo venirme abajo, estas personas, a pesar de todo, siguen adelante”, concluye Laura.

 

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